“Borrón
y cuenta nueva”
Después de otra semana agitada, de dimes y diretes,
de plazos incumplidos, de fichajes inconclusos, de caras nuevas al mando, de
una agitación nada beneficiosa, llegaba el partido ante el Real Avilés con la
necesidad de convencer y convencerse. Aún hay tiempo para lograr el objetivo,
aunque se parezca a una lucha contra el crono donde ya no hay margen para el
error.
Consciente de las urgencias azules, el Real Avilés
salió mordiendo, con una tremenda intensidad que obtuvo premio pronto en la
culminación del juego del eléctrico triángulo ofensivo de Uribe: el magistral
Álex Arias, Omar e Ito. Partido encarrilado para los blanquiazules que no
cejaron en su empeño aunque, con el paso de los minutos, fueron perdiendo
punch. El Real Oviedo, a diferencia de tantas veces esta temporada, fue
paciente y trató de situar el encuentro en un ritmo distinto al que le proponía
su rival. Fue tocando con más pausa hasta hacerse con el control del juego, más
o menos hacia la mitad del primer tiempo y acabó por ser Alain Arroyo quien
rematase un centro de Susaeta, el más destacado del equipo. Los blanquiazules
trataron de reaccionar con casta y orgullo y apretaron en unos minutos finales
donde la clase de Álex Arias a punto estuvo de hallar puerta.
El Real Oviedo se encuentra en un proceso crucial de
la temporada. Ha dejado escapar demasiadas oportunidades ante rivales menores,
muchos puntos en su propio terreno y el futuro apenas le deja más margen de
error. Es por ello que ha de imponer la confianza en sus propias posibilidades,
olvidarse de miedos y trazar los partidos en el terreno donde puede vencer. La
segunda mitad fue suya, al saber aprovechar el paso hacia atrás que dieron los
avilesinos, que lo fiaron todo a su peligrosa contra. Fue ese el momento de
marcar el ritmo de encuentro que más le conviene al cuadro azul, ayer de naranja.
Toque e intención, penetraciones por banda y aprovechamiento de su excelente
juego a balón parado. En una de esas incursiones, Álvaro Cuello se metió hasta
la cocina y dio el pase de la muerte a un Señé que no perdonó. Sin embargo, con
ese 1-2 favorable, el once azul regresó a su mundo de dudas. En vez de seguir
marcando el ritmo, se dejó invadir, de nuevo, por la fogosidad de unos
avilesinos siempre dispuestos, todo orgullo, a morir matando. Momentos de apuro
innecesarios donde no se aprovechó para cerrar el partido, una de las
constantes de la temporada a corregir en este tramo decisivo.
Los resultados de la jornada han sido favorables:
empate del Rácing de Santander y derrota en casa del Guijuelo. En una semana,
otro momento de la verdad, decisivo, frente a los chacineros. Una nueva
oportunidad para esta cuenta nueva. Esperemos que, con todos unidos, la
tendencia casera se invierta con una victoria que podría ser auténtico oro.
MANOLO D. ABAD
Publicado en la edición papel del diario "El Comercio" el lunes 24 de febrero de 2014