Vetusta Blues. –
“Oviedo
vuelve a sonar”
Hace una década Oviedo vivió uno de los episodios
más vergonzosos de su historia reciente: un período de año y medio en el que se
prohibió la música en vivo en el casco antiguo. Amparado por el entonces
Concejal de Cultura y Deportes, Alfonso Román López, se abrió un sonrojante
tiempo de silencio para la música en vivo en el Antiguo que acabó desembocando
en el movimiento ciudadano Oviedo No Suena. Quién no recuerda la procesión de
más de 600 personas vestidas de negro desde la estación de trenes hasta el
Paseo de los Álamos. Todo se diluyó después, entre organizaciones, una
subvención municipal y el regreso, a finales de 2005, de los conciertos a
locales emblemáticos para el latido del ocio en la ciudad como la Santa Sebe,
La Antigua Estación o La Calleja La Ciega.
Oviedo tardó en recuperarse. Atraer de nuevo a
público a los conciertos, retomar contactos para que las bandas vuelvan a
detenerse en la ciudad, no son asuntos que puedan establecerse ni asentarse de
la noche a la mañana. Pero sí, a día de hoy, diez años después, esa muesca sólo
permanece como un capítulo lamentable en la biografía de un político –que
cuenta con varios, otro futbolístico de esa misma época, por ejemplo- y como el
fin de algunas formaciones de rock tan prometedoras en su época como Dogfight,
que ni tan siquiera pudieron presentar ante su público su álbum debut.
Parecen buenos tiempos para la música en vivo, no
quizás como en Londres o en el Reino Unido donde los trámites desaparecen para
los locales de pequeño aforo, pero sí para que la vida nocturna de la ciudad
logre un aliciente con el que dinamizarse y huir del verdadero peligro, el ocio
de botellón y garrafa, el de locales cuyo único atractivo es el de servir de
abrevadero sin ningún tipo de escrúpulos.
La llegada de promotores de conciertos con capacidad
de trabajo, con una intención de carrera de fondo, facilita también la presencia
de actuaciones interesantes de atistas nacionales e internacionales. Gente como
La Radio de Cristal, Discos Humeantes, El Cohete, Nómadas en Acción o EP
Management, entre otros, sitúan a la ciudad de Oviedo en el mapa. De los empresarios
de la miseria, los de las carpas ridículas donde se adocena el público sin
poder contemplar conciertos de sonido cochambroso, de esos que van dejando la
estela de tierra quemada tras de sí, en la deslizante y peligrosa frontera de
lo público y lo privado, de esos, mejor no hablar.
MANOLO D. ABAD
Publicado en la edición papel del diario "El Comercio" el domingo 16 de febrero de 2014