Crónicas de Vestuario. –
“Re-Evolución”
Nada mejor que un escenario de la historia y el tronío del estadio Wembley para que Luis Enrique Martínez mostrase su proyecto de La Roja al mundo. Hablaba el seleccionador asturiano de una “evolución” en el estilo, pero, también, podríamos añadir el término “revolución”. Ambos conceptos se unieron para que la ilusión regrese.
La selección había encontrado su estilo, su identidad en lo que se denominó el “tiqui-taca”, pero necesitaba adaptarse a nuevos retos, mejorar, de ahí el que Martínez introdujese el término “evolución”. Porque, como se había comprobado en los últimos años de Del Bosque y en la paupérrima propuesta del torpe Fernando Hierro, el reverso de aquel fútbol de toque brillante, era el de un grupo adocenado que pasaba y repasaba el balón sin sentido ni profundidad, ralentizando el juego y favoreciendo las defensas de todos los combinados. El barroquismo tan caro a los españoles, se había tornado en un churrigueresco recital de pases de seguridad, en una desesperante lentitud, en la absoluta falta de profundidad y de remate e, incluso, en la fragilidad defensiva que flaqueaba ante equipos que sabían hilar contraataques letales en tres pases. Ante eso, el conjunto español mostró en su debut en esta nueva (y trepidante) competición de la Liga de las Naciones una cara nueva. Rapidez, verticalidad y remate, como ejes de un juego donde el pase deja de ser excusa y vuelve a convertirse en recurso.
Reponerse al primer golpe de los ingleses, que repitieron uno de esos contraataques letales en tres pases, supuso mostrar la fortaleza que nos había faltado en el desgraciado último Mundial. Si hemos de poner nombre a algunos protagonistas, hablar del extraordinario rendimiento de De Gea, de la batuta sensacional de un Thiago Alcántara al que no quiere su entrenador en el Bayern –el croata Niko Kovac-, de la esencial recuperación de Saúl Ñíguez –sólo un preparador tan poco dotado como Hierro pudo permitirse el lujo de prescindir de él-, o del volver a disfrutar de las cabalgadas por la banda derecha de un Dani Carvajal estelar (que se enfrenta en su equipo a la efervescencia de Odriozola). Además de lo de Iago Aspas, toda una demostración de que Martínez es capaz de rectificar por el bien de la selección. La Roja no podía permitirse renunciar al gol y la versatilidad ofensiva del gallego. Otro acierto más.
Mantenerse y mejorar es siempre el reto. Hemos visto a una Roja distinta y a unos jugadores motivados, desde los veteranos hasta los más jóvenes. Lo mejor para afrontar el reto de brillar en una competición tan intensa y sugestiva como la Liga de Naciones. Evolución y revolución unidas para perfeccionar un estilo que hace soñar con una nueva época dorada.
Publicado en el diario "El Comercio" el martes 11 de septiembre de 2018