Crónicas de Vestuario. -
“Fe y números”
La
transfiguración del once azul para este tramo de la temporada lo ha
convertido en un cuadro pragmático al máximo, sin derroches
baldíos, aunque esto suponga perder -o menospreciar- la siempre
necesaria codicia de cara al gol. No se preocupen: para rentabilizar
cada minuto ya está un inspirado Toché que no perdona ni una. Y así
se manejó un once de Sergio Egea con necesidad de sumar tres puntos
y dejarse de empates, que ya habían sido bastantes en la cuesta de
enero bien cubierta.
En
un tránsito como el de la Segunda División, largo y duro, mandan
los números por encima de todo. Y la fe en ellos. El Real Oviedo ha
ido transformándose ante las necesidades y frente a las exigencias
de los adversarios, aguerridos y con una querencia al contacto y la
intensidad. Olvidado el toque, lo que prima es la efectividad. El
once azul ha perdido capacidad de sorpresa en aras de una solvencia
defensiva necesaria. Aunque contra un conjunto como el Tenerife,
tantas precauciones parecían innecesarias. Que me perdone mi querido
amigo canario, el escritor Pablo Martín Carbajal, pero el once
chicharrero no está para muchas alegrías. Sin embargo, hoy el once
azul cumplió su expediente de números como un buen contable: anotó
su gol y se dejó ir, con todo el peligro que ello conlleva. El
riesgo de que surjan contratiempos inesperados y rompan un guión que
ya quedó finalizado a los veintitrés minutos con el impecable
cabezazo de Toché a pase de un Susaeta que sigue supliendo con clase
y voluntad su bajón de forma.
Si
la primera parte transcurrió plácida tras el gol, casi puede
decirse lo mismo del segundo acto. Los dos equipos parecían haber
firmado un armisticio, un pacto de no agresión que apenas se rompió
en un par de zarpazos por ambas partes hasta llegar a la expulsión
de Héctor Verdés, quien definitivamente no va a encontrar, de
momento, la deseable continuidad y que tampoco estuvo especialmente
fino ante la movilidad del “Choco” Lozano. Riesgos innecesarios
para un once azul que sigue teniendo su asignatura pendiente en el
cierre de los partidos.
Da la impresión de que los de Egea no
quisieran asustar ni dar demasiadas pistas de un poderío claro como
el de esta lluviosa tarde de domingo. Otro gallo cantaría en una
liga como la inglesa, donde la exigencia de mostrar tu poder con
goles, con pegada en ocasiones de gol, va en el contrato. Aquí, en
esta complicada Segunda española, hay que guardar y resguardarse. No
mostrar demasiado, como si de una partida de mus estuviéramos
hablando. Mientras sea sumando de tres en tres, bienvenidas sean las
precauciones para seguir manteniendo la fe en que el objetivo final
se cumpla.
MANOLO
D. ABAD
Reportaje fotográfico: J.L.G. FIERROS
Publicado en el diario "El Comercio" el lunes 15 de febrero de 2016