Crónicas
de Vestuario. -
“De
Antroxu”
Estamos
en fechas carnavalescas, de disfraces y fiesta bajo el anonimato de
una máscara o un ropaje. Y da la impresión que los de Sergio Egea
vivieron bajo ese embrujo, con su disfraz amarillo en sesenta y pico
minutos para olvidar. Quizás fuera eso, el no llevar su uniforme
correspondiente -azul y blanco, ¿por qué tanto empeño en cambiar
los colores hasta cuando no es preciso hacerlo, maldita sea?- el que
les sumió en un estado de aturdimiento lamentable que permitió al
Albacete liberar sus ansias de mejora en otro primer cuarto de hora
para olvidar. Los manchegos sólo necesitaron tirar una vez entre los
tres palos para marcar dos tantos. El calamitoso inicio de los azules
(perdón, los amarillos) tuvo su culminación en una pifia de las
gordas con Esteban de protagonista para ponerse el partido cuesta
abajo. Antes habíamos comprobado el absentismo de Edu Bedia en la
recuperación: tras perder un balón en medio campo y ni tan siquiera
perseguir a quien se lo había robado, pudo contemplar, en posición
privilegiada, como el voluntarioso Adriá Carmona marcaba con un
tremebundo chutazo el primero. Solo, completamente solo, gracias a la
permisividad del cántabro a quien uno ya da por imposible. Y,
mientras tanto, Cristian Rivera calentando banquillo...
Nada
arreglaron los azules (perdón, los amarillos) en una primera parte
para olvidar. Plena de impotencia e imprecisiones y con algunos
jugadores como Koné verdaderamente desafortunados, cuando no fuera
completamente del partido como el mencionado Edu Bedia o Susaeta, en
una preocupante baja forma.
No
sabemos si hubo bronca en el vestuario. O si alguien aplicó un
despertador, un necesario despertador, para recordar que en esta
categoría no se vence exhibiendo la desgana que los azules (perdón,
los amarillos) mostraron en el peor primer acto que recordamos desde
la triste derrota en la segunda jornada ante el Deportivo Alavés.
Buena fue la entrada de Míchel Herrero, jugador con hechuras de
líder y mejor aún la de Diego Cervero, insuflando un carácter que
tanto necesita este equipo para sentirse vivo. Veíamos a Diegui
Johannesson penetrar como un estilete, el recién entrado Aguirre
volvía a prometer profundidad y los resultados no tardaron en
llegar, que para eso estaba el cazador Toché, liberado algo de sus
marcas por la presencia más constante e intensa de Cervero.
Un
punto salvado, que sabe a poco visto todo lo que pudo ser y no acabó
siendo a causa de una enorme, monumental modorra de Antroxu en
amarillo. Que el equipo tome nota: la cuesta de febrero, ante rivales
que se juegan la vida en posiciones bajas, puede resultar -si se opta
por el disfraz inadecuado- nefasta para los intereses de los azules.
MANOLO
D. ABAD
Foto: J.L.G. FIERROS
Publicado en el diario "El Comercio" el domingo 7 de febrero de 2016