Vetusta Blues. –“Tierra quemada”
No sé si conocen la política de “tierra
quemada” una táctica militar que consiste en destruir todo aquello que pudiera
ser de utilidad al enemigo cuando una fuerza se retira de un territorio. Una
estrategia tan eficaz como cicatera que parece ser la que se ha instalado en
estos días de “limbo institucional” con una corporación municipal “en
funciones”.
Mientras las fuerzas de izquierda
apuran un pacto, la posible saliente, con su alcalde Agustín Iglesias Caunedo a
la cabeza, se apresura con extrema agilidad en cerrar todo tipo de contratos
para los próximos meses con una partida extraordinaria de once millones de
euros. Se preguntarán ustedes: ¿es posible esto? Pues parece que sí, que existe
una urgencia, uno diría una radical urgencia, en que estos contratos se firmen
antes de la toma de posesión del próximo regidor de la ciudad. Da igual quién
sea, que ellos lo van a dejar todo atado y bien atado, por si Oviedo no tuviera
ya suficientes hipotecas que pagar por las políticas realizadas en estos largos
veinticuatro años. Esto es una emergencia local, una tremenda emergencia para
Oviedo y los ovetenses. Todo debe quedar atado y bien atado, sin que importe
quienes sean los próximos dirigentes de la ciudad.
Cierto es que un tripartito es
una opción tan compleja como factible para esta ciudad. Lo que no es de recibo
o, al menos parece una cortapisa más, es que desde el PSOE se quiera vincular
este pacto en la capital de Asturias a uno global en otras ciudades o en el
propio gobierno regional. Y no parece oportuno que tarden más, que manifiesten
tantas dudas cuando se contempla con estupefacción todo este carrusel de
medidas y contratos firmados por un alcalde provisional que sigue actuando como
si las urnas le hubiesen dado carta blanca. Supongo que eso no resulta muy
elegante, ni muy sexy, ni es muy ejemplar precisamente. Pero, señores del PSOE
y de la FSA, está ocurriendo al mismo tiempo que ustedes deshojan una margarita
tras otra pensando en qué decisión van a tomar en Oviedo.
Como un Pedro el Grande de Rusia
en la Gran Guerra del Norte en 1709, el alcalde en funciones de la ciudad firma
y firma contratos de cara a un futuro por despejar sin importarle mucho lo que
vaya a suceder, a la espera de que una decisión que ya se demora demasiado por
parte del PSOE –y que condicionará, sin lugar a dudas, su precario presente en
la ciudad de cara a un futuro próximo- pueda beneficiarle en un sorprendente
giro de azar contra la voluntad que los ovetenses han expresado en las urnas a
través de diferentes opciones políticas. Sería para él y los suyos toda una
fiesta de la primavera a continuar en la carpa multichachiguay en San Mateo y
culminar en otra Noche Blanca en octubre. El reloj parece seguir corriendo,
paradójicamente, a favor suyo. Tic, tac, tic, tac, que todo siga igual. ¡Quién
lo iba a decir!
MANOLO D. ABAD
Publicado en el diario "El Comercio" el sábado 6 de junio de 2015