JOHNNY PENICILINA Y LOS FRIXUELOS ELÉCTRICOS
La Calleja La Ciega, Oviedo.
Jueves, 18 de febrero de 2010.
La carretera acaba llevándonos a la propia esencia de nuestro ser. A lo honesto, a lo básico y a lo que sólo se consigue bajando a la calle a contemplar la (triste) realidad. Lejos de luces que ciegan, el grupo más olvidado del rock asturiano (¡por favor, una nominación para los AMAS, una sola basta!) sigue trazando su carretera perdida a golpe de credibilidad, a guitarrazos que harían palidecer a esos que se creen tocados por la varita de los dioses. Con unas letras que empequeñecen al mismísimo Robe Extremoduro (Penicilina es uno de esos letristas que lo tiene), y una propuesta que puede beber de Burning y de La Banda Trapera del Río, pero también del rock americano de guitarras, se hacen con la gente tras una fría entrada. "Quiero ser más famoso en Oviedo que Carmina", suelta Johnny a una legendaria de las noches ovetenses, para que el concierto arda y el público se arremoline, mayor recompensa que galardones y alharacas, ese ruido vacío que malditos como ellos sólo escucharán cuando su luz (y su voz, como la de Iván Zulueta) se apague.