Vinilo Azul. -
“Fanatismos y generaciones”
Es tiempo de primavera y
muchos comienzan a prepararse sus excursiones festivaleras del año.
El turismo de festivales y de grandes conciertos ha conseguido
hacerse un sitio entre otras muchas ofertas de ocio, tanto para los
jóvenes como para los no tan jóvenes. De ahí que no me extrañase
que Alberto Toyos abordase hace unas noches en el Ovetense a un grupo
de buenos amigos y a mí mismo con la gran pregunta entre sus labios:
¿cuántos de aquí han visto a los Rolling (Stones)?
Tan sólo yo había
cumplido el rito, aunque ninguno parecía especialmente preocupado.
Alberto se quedó un tanto atónito, aunque más cuando le contesté
que no tenía ningún interés en volver a pasar por el trance de un
concierto de las características del de los Rolling Stones. Ese tipo
de actuación a la que suelen acudir en masa personas que jamás van
a un concierto en todo el año. Y que tampoco parece preocuparles
especialmente la música. Tan sólo el certificar que han estado
allí. Le comenté que a mí ya sólo me hacía ilusión el esfuerzo
de acudir a una de esas grandes convocatorias el ver o a uno de esos
grupos que me marcó y del que tengo toda o casi toda su discografía
o a uno que aún no haya visto y que esté entre mis favoritos. Las
actuaciones que luego aparecerán reflejadas en los resúmenes del
año y que, supuestamente, cambiaron la vida de muchísimas personas,
hace mucho tiempo que dejaron de interesarme. Precisamente, unos días
después me iba a acercar a Madrid a contemplar el festival
denominado “Una noche en la movida” en el Wizink Center, con las
actuaciones de Pistones, Costas, Immaculate Fools, Nacha Pop, The
Stranglers y Echo & The Bunnymen y le resalté que eso sí me
interesaba. Volver a escuchar en vivo a los Stranglers y Echo &
The Bunnymen suponía para mí algo especial, esos grupos y sus
canciones sí que estaban muy presentes a lo largo de mi vida.
Merecía la pena el esfuerzo. Y,a toro pasado, el concierto resultó
magnífico y tuve la oportunidad de disfrutar muchísimo.
Parece que hay muchos que
no se acostumbran a comprobar que ya coexisten muchas generaciones,
cada una con sus propios protagonistas y que hace ya demasiado tiempo
que dejaron de existir iconos únicos en ninguna disciplina
artística, pero más aún en el rock. He tenido la suerte de vivir a
fondo tres décadas musicales, impregnarme de lo firmado por muchos
de sus protagonistas como para sentir la obligación de acudir a un
concierto de los Rolling Stones en 2017. Ni lo necesito ni
significaría nada en mi vida a día de hoy.
MANOLO D. ABAD
Publicado en el suplemento "D-Oviedo" del diario "El Comercio" el domingo 21 de mayo de 2017