Crónicas de Vestuario. -
“Haciendo la goma”
Si en otras ocasiones el juego del conjunto de Fernando Hierro ha
dejado mucho que desear, ante el Zaragoza los azules han mostrado su
cara más seria y sólida. Lamentablemente, las múltiples ocasiones
que se han creado no se convirtieron en gol, en parte por la
espléndida actuación del cancerbero maño Kike Ratón, en parte
porque a los delanteros ovetenses parece que les pesa esta extraña
situación en la que se ha envuelto el Real Oviedo en los dos últimos
meses.
Pesan las dudas y pesan los resultados justo cuando más se necesita
la claridad y la convicción. En la agradable noche ovetense, el once
azul lo intentó con toda la voluntad que se requiere en los grandes
días pero ofuscándose en exceso demasiadas veces. Hubo momentos
memorables, como no hemos visto en toda la temporada, como el asedio
a la portería aragonesa en las postrimerías del primer acto, pero,
ahora, en el momento más inoportuno, aparece la falta de efectividad
para convertir las ocasiones. Es como si se hubieran invertido las
tornas: antes, con poco se lograba mucho; en esta noche de ansias y
necesidades, mucho significó poco.
En cualquier caso, cabe preguntarse: ¿por qué hemos tenido que
esperar a las necesidades más básicas para encontrarnos a este Real
Oviedo sólido y pujante? ¿Por qué se renunció durante demasiado
tiempo -casi tanto como el que se desperdició sin el concurso de
Johannesson- a un efervescente Nando capaz de generar peligro desde
una libertad de movimientos que desintegra a rivales como lo hizo en
esta noche? ¿Por qué sale ahora Carlitos de Pena para mostrar todo
lo que no enseñó un Saúl Berjón, quien por cierto hoy pareció
despertar en los minutos en que intervino? Y también: ¿por qué
tantos interrogantes sin respuesta y tanto tiempo perdido para tomar
unas decisiones que han mostrado a un once azul como el de esta
noche?
Estamos abocados a cantar esa magnífica y contundente canción de
Lou Reed “There is no time”, en la que va enumerando un sinfín
de razones por las cuales “no es el momento” y, ni tan siquiera,
hay tiempo para detenerse. Se ha malgastado tiempo, ocasiones,
situación en la tabla, posibilidades de la plantilla, opciones de
juego. Se han tirado por la borda demasiados partidos. Se ha sido
frágil demasiadas veces. Ha faltado decisión, convicción y
claridad de ideas. Y el resultado no es otro que el de estar
dependiendo de los demás. Como ese ciclista que va haciendo la goma
en la última escalada, aferrándose a chupar rueda en una subida
agónica, pegando chepazos para no distanciarse del grupo de líderes.
Alguien podrá recordar que fue así -entre otros argumentos- cómo
venció el ciclista estadounidense Greg Lemond en el Tour de Francia.
Y quizás sean muchos los que deseen creer que con este Real Oviedo
pueda ser así. La fe inquebrantable de la afición sigue cantando
aquella de los Ramones “I believe in miracles” y su letra que
decía algo así como “creo en los milagros porque yo soy uno”.
Sólo nos queda, pues, esperar y creer en que ese milagro pueda
producirse.
MANOLO D. ABAD
Reportaje fotográfico: JOSÉ LUIS GONZÁLEZ FIERROS
Publicado en el diario "El Comercio" el domingo 21 de mayo de 2017