Vetusta Blues. –“Cumpleaños”
Tomémonos un necesario respiro
ante la batalla (electoral) que se prevé más dura que nunca en mi ciudad. Es el
momento de celebrar un año más en este mundo. Hay quien prefiere ignorar la
celebración de su cumpleaños, pero a mí siempre me ha parecido un día para
sentirse muy bien, el momento ideal para percibir el calor de quienes nos
aprecian, nos valoran, nos quieren. Es un día donde los recuerdos afloran casi
como en una de esas pelis francesas de Claude Sautet con la magnífica Romy
Schneider. Amores, amigos, amistades, vida. Disculpen que no pueda evitar mi
afrancesamiento, muchos años en esa indispensable institución en Oviedo que es
la Alianza Francesa consiguieron no sólo hablar el idioma sino adorar su
cultura.
Aquí está mi círculo íntimo, más
no cabían, y muchos y muchas desde diversas partes del planeta me mostraron su
cariño hasta la cita de esta noche en el Boca a Boca. Todos ellos, los que me
agasajan en persona, quienes me muestran su cercanía en las distancias largas,
consiguen hacerme sentirme bien, dan sentido a este camino tortuoso pero rico
que me ha llevado hasta aquí. Los amigos y la familia son tesoros que nadie
debería desperdiciar, salvo en casos tristes y opresivos que sólo Paul Schrader
podría describir. Para quienes hemos tenido la suerte, la gran suerte, de
encontrar ese tesoro, sólo nos queda cultivarlo, dar lo mejor de nosotros
mismos, a flor de piel, a pecho descubierto, sin disimulos ni convenciones
sociales, abiertos para embriagarnos de ese poder que, en los requiebros de
esta vida tan llena de embustes, a veces no sabemos valorar.
Ha sido un día de trabajo, de
mucho trabajo, de bendito trabajo. Sólo un pequeño intermedio para invitar a
comer a mi madre, tesoro entre tesoros, que siempre cumple con las tradiciones
de un día como hoy: tarta y cava. Ella está allí, siempre, incondicional, y esa
es la mayor de las riquezas. Recuerdo los días de pequeño, las grandes fiestas
de cumpleaños, cuando muchos invitados no podían permitirse esos fastos. Entonces
no se hablaba de crisis, sólo de humildad, de tirar hacia delante, de salvar el
día a día. Y doy las gracias por estar aquí, frente al ordenador, con todas
esas músicas, apurado esperando que mi querida compañera de RTPA Leonor Suárez
me diga algo de su próximo reportaje para ese lujo de programa que es “Asturias
Semanal”. La cosa va de pesca y resulta difícil encontrar la música adecuada.
Esta misma noche comprobarán si el esfuerzo ha merecido la pena. Trabajar en
equipo, aportar tu granito de arena, de una entrega que siempre es un valor
añadido, tan diferente al de quienes nos enfrentamos a la página en blanco.
Tras la opípara cena, recogidos
los currantes como Rubén o Ernesto, con Lauren dando color y sonido con sus
voces –nadie se cree al verle en plena explosión noctámbula que es un excelso y
sentido poeta- y Natalia y Dani como presencia discreta pero esencial en el Sol
y Sombra donde Rubio atiende –y no es costumbre de la casa- a mis peticiones
musicales, de las que toma nota, disfrutamos del momento. El gran día se acaba
en ese lugar emblemático y necesario que es el Diario Roma. No está el
grandioso Salgado, pero Basi hace los honores con una botella de cava y me
dedica una canción de los Screaming Trees. Me siento querido y preparado para
afrontar este carrusel de trípticos, vallas, promesas y ocurrencias diversas.
Discúlpenme hoy, en mi cumpleaños, la licencia de rotar el mundo en mi
dirección. Estén seguros que pronto, muy pronto, una semana, la actualidad, la
trepidación de este período preelectoral nos arrastrará con todo su estruendo.
MANOLO D. ABAD
Publicado en el diario "El Comercio" el sábado 14 de marzo de 2015