Crónicas de Vestuario. –“Moriarty”
Todos, absolutamente todos, tenemos nuestro Profesor
James Moriarty en nuestras vidas. Ese “alguien” que nos persigue en nuestras
pesadillas, que se transforma en una visión imposible de soportar, que explota
nuestros puntos débiles y saca partido de ellos, que nos lleva al límite de
nuestra paciencia y que trata de sonsacar nuestro lado oscuro a la busca de un
último y desesperado recurso. Si no desean sumergirse en el rico universo
literario de Arthur Conan Doyle, siempre pueden disfrutar de dos series que lo
trasladan con buen gusto y atractivo suficiente para enganchar: la
procedamental “Elementary”, con la magnética Lucy Liu, y la extravagante
–europea, al fin y al cabo- “Sherlock” con el no menos destacable Benedict
Cumberbatch.
¿A qué viene toda esta introducción, queridos
lectores? Pues, al Rácing de Ferrol, claro. Equipo que se ha convertido en los
últimos tiempos en la encarnación de todos los demonios oviedistas. Bueno, no
de todos, que ya bastantes hemos sumado en esta singladura maléfica de la
última década nefasta. En lo más
reciente, los gallegos han conseguido desestabilizar al conjunto azul como
nadie lo ha logrado. Centrándonos en esta temporada –olvidemos aquella
pesadilla a puerta cerrada de la anterior- el partido de ida fue uno de esos
momentos surrealistas que siempre pueden amanecer en uno de esos días en que,
parafraseando a Nacho Vegas, sería mejor no levantarse de la cama. Renacieron
los azules, que no fue poco. Y se pasó página. Hasta que llegó la segunda
vuelta.
Y maldita segunda vuelta. Y maldito partido. Y
maldito Moriarty oviedista. Los ferrolanos consiguieron desactivar casi todas
las virtudes que alumbran a la escuadra azul esta temporada. El conjunto de
Egea se mostró nervioso, impaciente, impreciso, en una primera parte para
olvidar, perdido en unas líneas desiguales a las que los verdes aplicaron una
sutura que neutralizó la capacidad ofensiva ovetense, para trasladar la batalla
a un terreno físico donde los gallegos tuvieron las de ganar.
Quiso cambiar Egea el dibujo táctico con la entrada
de Omgba, con esa pujanza suya tan característica y querida por esa grada que
siempre ha valorado a quienes son capaces de traducir sobre el terreno de juego
el orgullo, valor y garra de su querido himno. Sacrificar a Héctor Font,
palabras mayores, quizás fuera demasiado y el marcador dictó sentencia. La desesperada
búsqueda del milagro con la entrada de Cervero, como la de un amante rechazado
que trata de jugar su última carta con un movimiento sorprendente,
desconcertante, no sirvió. Ahí estaba el Profesor Moriarty, vestido de verde,
rechazando cada acometida, bien acompañado por los dislates del árbitro vasco
Aitor Gorostegui, una joya al lado de Ander Zarrabeitia Arrieta, pero igual de
malo.
Nos queda la suma de un punto. Oro extraído de lo
más profundo de las entrañas de una maldición. Ya saben: “en la rula…”
MANOLO D. ABAD
Fotos: JOSÉ L.G. FIERROS
Fotos: JOSÉ L.G. FIERROS
Publicado en el diario "El Comercio" el lunes 2 de marzo de 2015