Crítica. Música. –
“Los senderos torcidos”
NACHO ÁLVAREZ Y EL QUARTETO BENDICIÓN
Lata de Zinc, Oviedo.
Domingo 22 de febrero de 2015.
Problemas con el equipo de voces
retrasaron el inicio del concierto del
grupo gijonés, pero gracias a los buenos oficios de Fredi FMM, improvisado
técnico de sonido, la actuación pudo llevarse a cabo. “Me habían contado que
esto era como Berlín, lo que no me dijeron es que era como el Berlín anterior a
1989”, soltó el exManta Ray a modo de saludo con esa sorna suya tan peculiar. A
partir de ahí, nos internamos en el peculiar mundo de Álvarez, fino observador
de la vida y de la calle, letrista atinado y voz canallesca en la senda del
mejor Tom Waits. Ataviado con sombrero de viejo granuja y respaldado por una
banda eficaz y repleta de matices, Nacho Álvarez y el Quarteto Bendición
ofrecieron un concierto exquisito y de texturas sónicas poco habituales en el
panorama estatal. Un lujo contemplar a este perro viejo con tantas horas de
vida en el filo, que retrata su microcosmos con un pincel certero y agudo.
Callejero, nocturno, irónico, pero también desgarrador cuando se interna en
vericuetos sentimentales, el proyecto de Nacho Álvarez se muestra sugestivo,
rico y diferente. En la mañana vermutera ovetense todos esos rasgos se entregaron
con la descarnada fuerza de un amanecer tras una noche en vela, convincentes y
tentadores. Y sí, por momentos nos sentimos como si estuviéramos en Berlín.
MANOLO D. ABAD
Publicado en el diario "El Comercio" el martes 24 de febrero de 2015