MARK LANEGAN “LA VOZ DEL DOLOR”
Pocos podían imaginar en 2000 que el fin de los Screaming Trees, cansados de esperar a ser comprendidos y valorados, sin discográfica, iba a dar como resultado una de las carreras en solitario más fructíferas, personales y estimulantes del nuevo milenio. Cierto es que Mark Lanegan ya había arrancado en 1990 con un primer álbum –“The winding shit”, con una colaboración de Kurt Cobain en el cover de la leyenda del blues Leadbelly “Where did you sleep last night?”- para dar rienda suelta a sus demonios más personales y que cuando llega el final de su grupo con los hermanos Conner por el que tanto habían luchado, él ya se ha labrado un status notable en la siempre complicada escena alternativa.
La historia de los Screaming Trees podría resumirse en ese desajuste entre su probada capacidad creativa y la respuesta de un público reacio a sumergirse en un mundo propio que navegaba a contracorriente de los tics del grunge. Mientras sus coetáneos de Seattle añadían toneladas de vatios, actitud desencantada y coqueteos con el metal, los hermanos Conner, Mark Pickerel y Lanegan exploraban las posibilidades de la simbiosis entre muros guitarreros y psicodelia aderezada de garage-punk. Fuera de la norma que patentaron Mudhoney, Nirvana o Soundgarden, permanecieron y murieron como una esperanza lenta que dejó siete ejemplares álbumes, a revisar por quien quiera vivir experiencias sónicas más allá de la norma y la etiqueta grunge.
El segundo álbum en solitario de Mark Lanegan le sitúa en el mapa de las promesas de un panorama alternativo en plena ebullición en el año de gloria de 1993. “Whiskey for the holy ghost” es una de esas obras que marcan una trayectoria y perduran. Buscando más allá de las raíces del blues tradicional, elaborando un peculiar mapa sonoro donde las guitarras de Mike Johnson (Dinosaur Jr.) definen tanto a plena electricidad (“Borracho”) como en un depurada síntesis acústica (“Sunrise”) un torrente de sensaciones de dolor, pérdida, desesperanza y soledad que atrapan desde la primera escucha.
“Dust”, la magnífica obra póstuma de los Screaming Trees se publica en 1996 para aumentar la desazón de una trayectoria frustrante y Lanegan se embarca en un nuevo álbum “Scraps at midnight” (1998), donde vuelven a aparecer todos los fantasmas que trazan la delgada línea del alambre emocional sobre el que se balancea su música. El principio con la obsesiva “Hospital roll call” nos pone sobre la pista de un trabajo que no desmerece de su anterior obra maestra. Su siguiente paso, sin casi solución de continuidad es “I´ll take care of you” (1999) álbum de versiones folk, country y R&B donde su voz y su capacidad interpretativa relucen entre una selección para gourmets.
Finiquitados los Trees con el milenio, Lanegan se enfrasca en una espiral de colaboraciones con variopintas formaciones como los stoner Queens Of The Stone Age -con los que llegará a girar- los Twilight Singers de otro olvidado del grunge menos tópico Greg Dulli (Afghan Whigs), con quien acabará formando los muy interesantes Gutter Twins, personal revisitación de guitarras inflamadas y atmósferas sofocantes; con los espirituales Soulsavers donde su voz imprime una nueva dimensión sonora a la banda o en su fructífera asociación con la escocesa Isobel Campbell (exBelle & Sebastian) en tres álbumes muy interesantes para completar el amplio universo sonoro del artista nacido en Ellensburg, Washington.
Entre tanto trajín no es de extrañar los ocho años que separan “Bubblegum” (2004) de su excelente golpe de timón en “Blues funeral” (2012) donde logra reinventarse, siempre bajo las pautas de una personalidad venerada con un respeto ganado a pulso. 2013 comienza con “Black pudding” fruto de su colaboración con el multiinstrumentista Duke Garwood, blues crepuscular que tendrá su continuación en otro álbum de versiones -”Imitations”- de autores (Nick Cave, John Cale, Greg Dulli) o intérpretes (Frank y Nancy Sinatra, Bobby Darin) bien conocidos con el que afirma su posición de privilegio en el mundillo alternativo.
MANOLO D. ABAD
DISCOGRAFÍA SELECCIONADA. –
-SCREAMING TREES “SWEET OBLIVION” (Epic, 1992).
El penúltimo trabajo de la banda que dio a conocer a Mark Lanegan al mundo es un prodigio del mejor grunge. Paredes de guitarras portentosas entre las que se enredan los trenzados psicodélicos de Gary Lee Conner, canciones agridulces a las que Lanegan dota de peculiar melancolía. Alejados de cualquier paradigma de la etiqueta grunge, visionarios y personales, el talento de una de las bandas más dotadas del Seattle de los 90 explota en esta indudable obra maestra.
-MARK LANEGAN “WHISKEY FOR THE HOLY GHOST” (Sub Pop, 1993).
Mientras la carrera de Screaming Trees se estanca, Lanegan retoma su proyecto en solitario bajo el que había debutado en 1990 con “The winding shit”. Envuelto en una atmósfera dominada por el memorable trabajo de las guitarras de un inspirado Mike Johnson (Dinosaur Jr.), este álbum supone un punto y aparte mayúsculo. Soledad desgarradora, intimismo torturado, amargo dolor sin remedio expresado con voz doliente en una docena de canciones magníficas. Otra obra maestra absoluta.
-MARK LANEGAN “FIELD SONGS (Beggars Banquet, 2001)
Un quinto álbum donde el sistema trabajo de Lanegan, a contracorriente de todo, absolutamente personal se muestra con una austeridad que muestra su capacidad para componer un repertorio que escapa a cualquier consideración temporal. Melancolía siempre al borde del precipicio emocional pero servida con la estoica sensación de lo irremediable, ese punto de no retorno donde ya no se espera ningún milagro. Hasta en el instrumental “Blues for D” logra alcanzar unas cotas de expresión arrebatadoras.
-GUTTER TWINS “SATURNALIA” (Sub Pop, 2008)
El encuentro entre los dos talentos más olvidados –cada vez menos, por fortuna- del grunge, el ineludible Greg Dulli (líder de los eminentes Afghan Whigs) y Lanegan (que había colaborado con Dulli en Twilight Singers previamente) se resuelve en un álbum de atmósferas oscuras donde se respiran aromas de ambos mezclados con intenso sabor, siempre a la busca de una torturada épica que muestran sin tapujos en un trabajo –incomprendido en su día- a recuperar y descubrir.
-ISOBEL CAMPBELL & MARK LANEGAN “HAWK” (V2, 2010)
Tercer trabajo de la union de la dulce voz de la escocesa y la maltratada del norteamericano, en una fórmula que demuestra su buen funcionamiento en un puñado de canciones que transitan por todos los caminos posibles de laamericana. Una delicatesen para disfrutar en la intimidad, arrullados por las cuerdas de “To hell and back again”.
-MARK LANEGAN “BLUES FUNERAL” (4AD, 2012)
Lanegan da una sorprendente, magistral vuelta de tuerca a su estilo torturado, dotándolo de unas bases que podríamos definir como electrónicas, pero nada convencionales. Adaptadas a su propia idiosincrasia dan como resultado un álbum asfixiante, pleno de fuerza, de una intensidad atormentada que busca luces al final del túnel con la loca desesperación de quien ya sabe que tiene poco que ganar. Personal, alejado de sus propios presupuestos estilísticos y, al mismo tiempo, propio, único y estimulante.
MANOLO D. ABAD
Publicado en el diario "El Comercio" el domingo 17 de noviembre de 2013.
Una versión más breve aparece en la edición digital http://www.elcomercio.es/v/20131117/cultura/mark-lanegan-dolor-20131117.html