Vetusta Blues. –
“A VUELTAS CON LA PLAZA”
De la ruina y el abandono a
protagonizar debates: ese es el trayecto recorrido por la plaza de toros de
Oviedo desde que, en esta misma columna, resaltaramos las potencialidades del
coso taurino como el lugar perfecto para grandes eventos. Y es que, a veces, lo
que tenemos más cerca, delante de nuestros ojos, sin apenas prestarle la debida
importancia, puede ser la llave para una solución que la ciudad de Oviedo
necesita con perentoria urgencia.
Hemos sabido en estos quince días
pasados de un proyecto, ambicioso y bastante sensato del arquitecto Ignacio
Ruiz Allen que resolvería una situación endémica desde hace años, como bien nos
mostró desde estas mismas páginas Gonzalo Díaz-Rubín en un estupendo y
esclarecedor reportaje, en el que recorría la historia de tristezas y abandono
de un recinto que se antoja esencial para situar a Oviedo en el nuevo milenio.
De acuerdo que existen aspectos a
trabajar tanto en el proyecto como en las condiciones para que todas las partes
en discordia que se requieren para dinamizar la situación actual de enquistamiento
se desbloqueen y eche a andar ese ambicioso plan. Oviedo es una ciudad donde
los cambios producen una especie de miedo cerval que acaba por transformarse en
negativa a variar. Y no debe ser así. La ciudad que, como expusimos también
desde estas mismas líneas en otro artículo, lleva un gran retraso en
determinadas infraestructuras, no puede permitirse el lujo de prescindir de una
instalación crucial y adecuada para que no se vuelva a repetir el bochornoso
espectáculo de la “reina de las fiestas 2013”, la carpa poligonal donde se
malograron los grandes conciertos del pasado San Mateo. Gratamente
esperanzadoras resultaron las palabras del director regional de patrimonio,
Adolfo Rodríguez Asensio, rebajando las tensiones que parece que siempre tienen
que producirse cuando chocan dos partidos políticos diferentes a la hora de
abordar un tema de estas características. Las partes deberían considerar la
posibilidad de dialogar en busca de un entendimiento, al margen de quien sea el
que se apunte el tanto, porque a la larga lo que quedará es el beneficio que se
hace a la ciudad, independientemente del signo de quien aborde la solución. Y
todos saben, y eso debería estar marcado a fuego en el decálogo de los
políticos, que el conseguir acuerdos siempre implica ciertas concesiones, que
pierden su magnitud a la luz de un acuerdo. La plaza de toros, Oviedo y los
ovetenses necesitan esa solución antes que la ruina y la gangrena campen a sus
anchas y el único interés cultural que pueda tener el coso taurino sea el de
unas piedras para realizar prácticas arqueológicas.
MANOLO D. ABAD
Publicado en el diario "El Comercio" el 23 de noviembre de 2013