martes, 25 de junio de 2013

No tenemos remedio


Cronicas de Vestuario. –

“No tenemos remedio”

En un pasado no tan lejano, afrontar el tercer partido de una fase final de un campeonato sería para España lo más parecido a una tragedia griega, obligados a vencer tras un par de tropiezos previos y con la perspectiva de luchar a muerte para situarse frente al infranqueable muro de cuartos de final. Hoy en día, el tercer encuentro viene marcado por las cábalas de cruces en la siguiente manga y sin la necesidad de recurrir a heroicidades o furias destempladas: con un empate ante Nigeria servía para quedar primeros de grupo. Pero, héte aquí que la facilidad para el melodrama que, como buenos latinos, aún nos acecha, se empeñaba en recordarnos el infausto recuerdo de nuestro único choque ante el conjunto actual campeón de África. Fue en el lamentable Mundial de Francia 1998, marcado por las tensiones del seleccionador Javier Clemente con los medios (bueno, contra todo lo que se moviese) y por la lamentable cantada de Zubizarreta en el partido inaugural precisamente contra las Águilas Verdes. Quince años después, la deuda se salda con solvencia (3-0), a pesar de los apuros que el espectacular despliegue físico de los nigerianos generó en la primera parte. Aunque, no lo olvidemos, la “Roja” tuvo hasta cinco claras ocasiones de gol en ese período, que finalizó, además, con ventaja de uno a cero en el marcador.
Y si en resultados y juego la vida ha cambiado para España, en otros asuntos somos incorregibles. ¿Cómo si no se puede entender todo el lío generado por las declaraciones del segundo de Del Bosque Toni Grande sobre Xavi? En un país envuelto en una dinámica de récord, lo que habría aflorado de lo dicho por Grande es que “Xavi es vital para la selección por su regularidad, talento y su manera de ver el fútbol”. Pero no, lo principal fueron las divergencias y las recomendaciones sobre con quién quería Xavi jugar en el medio del campo. No se había mencionado nombre alguno pero las pesquisas se agudizaron y, al día siguiente, todo el país conocía el nombre y apellidos del “señalado”: Xabi Alonso. En vez de recordar un nuevo récord –28 partidos oficiales seguidos sin perder-, buscamos una nueva lucha fratricida a garrotazos. Definitivamente, Goya supo captar el alma que se esconde bajo la piel de toro. Ese espíritu que nos hace olvidar el momento glorioso que vive el combinado español, que nos impide disfrutar de un momento, sí (títulos y récords así lo señalan), histórico. No tenemos remedio.


MANOLO D. ABAD
Publicado en la edición papel del diario "El Comercio" el martes 25 de junio de 2013