Que pasados veinte años siga vigente La Bola de Cristal, haya dejado su impronta en varias generaciones que todavía consideran hoy que la influencia del programa fue tan benéfica que le deben lo que hoy son, su capacidad de pensar y razonar, su compromiso con el mundo, el carácter ideológico de su criterio y actuación con respecto a la política y a la sociedad, me producen una enorme satisfacción. Si yo fuera Umberto Eco y hubiera acuñado como él el término de perfecto lector lo utilizaría para calificar a todos los fans del programa de perfectos telespectadores; no porque nosotros nos creamos perfectos autores, sino porque estuvieron ante la pequeña pantalla lo suficientemente atentos como para leer en las imágenes que les llegaban desde ella una declaración de intenciones que englobaba nuestro pensamiento, nuestro talante y nuestra manera de ser. Quiero desde aquí agradecérselo a todos ellos/as.
Lolo Rico " El Libro de La Bola de Cristal" (Plaza y Janés, 2003).