Percibo, en ciertas situaciones, la extraña sospecha de que el contacto sensitivo es el que determina el devenir y la forma de las cosas, de que sólo existe lo tangible. Una percepción que se acentúa en lo desconocido.Detrás de la pared contigua puede haber cualquier cosa, desde un salón con cinco mil personas bailando claqué a una piscina olímpica o una cámara de tortura medieval o un pozo infinito o un agujero que te lleve a otro planeta. Lo que no contactas con ninguno de tus sentidos no tiene por qué funcionar tal y como lo hace tu entorno, ni tan siquiera existir. La parte trasera de las cosas no se dibuja, evitando la geometría redundante. El vigilante que asoma tras la esquina puede haberse materializado allí, sin más, y no tiene por qué haber recorrido el pasillo para situarse en esa posición. Podría haber brotado de la nada, en el instante que pasaste junto a aquella columna e hiciste saltar el trigger, que a su vez activó el script que le dio vida; una existencia condicional. Me descubre y dispara. Muero.
Óscar Gual "Cut & Roll" (Dvd Ediciones, 2008).