viernes, 10 de julio de 2009

Interior Sala de Estar - Bungalow de Helen



Al entrar Johnny. Al fondo, el murmullo de las conversaciones, las risas y el piano, en el que se ejecuta una música bailable (la habitación tiene forma de "L" , de modo que no todo resulta visible desde la puerta). La Rubia cierra.


RUBIA: ¿Cómo te llamas, guapo?
JOHNNY: Carpenter. ¿No vive aquí mi esposa?


La Rubia lanza un grito de satisfacción.


JOHNNY: ¿Qué es lo que te parece divertido?
RUBIA: ¡Eh! ¡Escuchen! ¡Miren a quién encontré! ¡Al marido de Helen!


Un silencio parcial subraya la frase. La gente se vuelve para mirar.


RUBIA: (Cogiendo a Johnny por el brazo) ¡Pasa, precioso! Permíteme que te presente a tu esposa. ¡Helen, querida! ¿Cómo no me habías dicho que tenías algo así?


Se dirigen a la sala de estar donde se encuentra HELEN CARPENTER, de pie junto a EDDIE HARWOOD. Helen es una morena delgada y elegante, muy bonita y que no está demasiado sobria. Cuenta alrededor de veintiocho años; Harwood es mayor: frisa los cuarenta. Es una animal de buen aspecto, sólido, duro. Helen toma conciencia de la situación cuando él la sacude; dedica a Harwood una mirada superficial.


HELEN: ¡Descanso!


Se aproxima a Johnny.


HELEN: Johnny, ¿por qué no me avisaste?
JOHNNY: Quería darte una sorpresa.


La Rubia se coloca junto a Johnny.


RUBIA: (En voz alta, dirigiéndose a los presentes) ¡Quería darle una sorpresa! ¡Es una broma... o es una broma!


Uno de los invitados coge a la Rubia por el brazo y la aparta. Johnny ha dejado a un lado su maleta y ha abrazado a Helen, pero aún no la ha besado.


JOHNNY: (Con gentileza) Hola, Helen. Ha pasado mucho tiempo.
HELEN: Demasiado, Johnny.


Se besan y se separan.


HELEN: Johnny, te presento a Eddie Harwood.
JOHNNY: Encantado de conocerle, Mr. Harwood.
HARWOOD: Me han hablado mucho de usted.


Los dos hombres se estrechan la mano y se miran. El rostro de Harwood refleja una fría sonrisa, un tanto despectiva. Reaparece la Rubia.


RUBIA: (A Helen) ¿No es hermoso?
HELEN: (Con frialdad) Sí.


Helen se vuelve y se retira.


HARWOOD: (A Johnny, como si nada hubiese ocurrido) ¿Quiere beber algo?
RUBIA: No preparado por ti, desde luego. Yo le prepararé una bebida maravillosa. (Se va)


Johnny se acerca a Helen, que se vuelve para mirarle de mala gana.


HELEN: No llevas uniforme.
JOHNNY: Me han licenciado. Piensan que ya he tenido bastante. Buzz y George también están fuera. Buzz fue herido. George tiene los ojos afectados.
HELEN: ¿Buzz y George?
JOHNNY: Solía escribirte acerca de ellos. ¿No lo recuerdas?
HELEN: (Rápidamente) Oh, sí, claro. Es estupendo que hayas vuelto, Johnny. (Eleva la voz) Por favor, venid todos a conocer a mi marido.


El grupo la rodea.


HELEN: Teniente John Carpenter, de la Armada de los Estados Unidos. Acaba de regresar del Pacífico Sur.


La gente se apiña en torno a Johnny.


TODOS A LA VEZ: Encantado de conocerte.

Helen ha de estar muy orgullosa.
¿Cuánto tiempo ha pasado fuera?
Debe parecer toda una vida.
Etc.


Johnny sonríe, da respuestas tontas y termina por volver a coger su maleta.


JOHNNY: (A Helen) ¿Puedo dejar esto en alguna parte?
HELEN: Desde luego. En el dormitorio.


Le indica dónde. Johnny vacila, esperando que ella le acompañe. La muchacha no se mueve. Al cabo, él se vuelve y se encamina hacia el dormitorio. Helen le sigue con la mirada durante un momento... luego ENTRA EN ESCENA Harwood.


HARWOOD: Será mejor que me vaya.
HELEN: ¿Por qué?
HARWOOD: La razón me parece bastante evidente.


Se retira en el momento en que la Rubia llega, con una copa en la mano, buscando a Johnny.


RUBIA: Eh...¿dónde está? ¿Adónde se ha ido?


Mira hacia el dormitorio y se dirige a él.

Raymond Chandler "La dalia azul" (Plaza y Janés, 1987).