Crítica. Música.
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“Tejido de alta
densidad”
HAVALINA
La
Salvaje, Oviedo.
Viernes
17 de febrero de 2017.
Un
año y unos pocos días después de haber cerrado su anterior gira en
la ciudad con un apoteósico concierto, regresaban los madrileños
Havalina a un lugar muy grato a ellos como la sala ovetense La
Salvaje para, en esta ocasión, abrir el nuevo tour a propósito de
su nuevo álbum “Muerdesombra”. Un trabajo más introspectivo y
denso, con trenzados atmosféricos brillantes y un cancionero a la
altura de ese prestigio que Havalina van labrándose con seriedad,
sin alharacas. Con trabajo a contracorriente, sólo siguiendo su
propia línea y consolidándose como una de las más personales
propuestas de la escena alternativa española.
Expectación
desbordada que se manifestó en un lleno total en la sala con todo el
papel vendido desde unos días antes. El recuerdo de su anterior
visita estaba muy presente cuando arrancaron el set con tres de las
piezas más impactantes de su último trabajo: “Abismoide”, “Más
velocidad” y “Órbitas”. Un molesto zumbido, consecuencia de
una saturación en los graves, desajustó el sonido, anegando el
torrente guitarrero y ensombrenciendo ese tramo inicial. Volvería en
algún que otro instante, aunque cuando sonaron las tres siguientes
-”Punto de reconciliación”, “Objetos personales” y “Un
reloj de pulsera con la esfera rota”- el concierto comenzó a
levantar. El balance guitarrero se equilibró a las pretensiones de
ese extraordinario guitarrista que es Cabezalí y a la fuerza de una
base rocosa y bien cimentada, a la que se añadieron algunos teclados
tocados tanto por el propio Cabezalí como por Jaime Olmedo.
El
concierto volvió a crecer tras sonar “Alta tormenta” y retomar
el grupo la siempre grata “Norte”, punto de inflexión para un
último tramo que alcanzó cotas de la deseada intensidad a la que se
añadió la potencia que posee un tema como “Viaje al sur” con el
que concluyeron. Para el bis reservaron la esencia más atmosférica
y ensimismada y combinarla junto a sus modos más contundentes. Aún
así, destacó la espléndida “Trópico fantasma”, otra de esos
monumentales edificios de guitarras donde el clima va creciendo hasta
envolver los sentidos a voluntad.
Sin
llegar a las cimas de su anterior visita -quizás esa sea la
diferencia entre abrir o cerrar gira- Havalina mostraron a las claras
que son uno de los nombres más destacables y con mayor personalidad
del batiburrillo alternativo donde siguen predominando, por
desgracia, los productos de temporada y se echan en falta formaciones
consistentes, con personalidad y serias, de largo recorrido, como,
sin ninguna duda, son Havalina.
MANOLO
D. ABAD
Reportaje fotográfico: M.D.A.