Crónicas de Vestuario. -
“Armonía en el caos”
Tres puntos más en el zurrón: ese es
el balance, el sentido de todo. Aunque no se convenza. Aunque se esté
a merced de los rivales y sus variaciones tácticas. Aunque el caos
táctico sólo se remedie con los ocasionales chispazos de clase y
genio de buenos jugadores. Aunque se acabe teniendo la sensación de
que estos mimbres, en otras manos más avezadas y con mejores
argumentos, podrían refulgir. Pero, al final, estamos perdidos en un
tránsito hacia no se sabe dónde, a expensas de nuestras decisiones
y de las urgencias de nuestra historia, casi como si nos
encontráramos tan perdidos como Bill Murray en el Tokyo de “Lost
in Translation”. Válganos este diálogo de esta grandísima
película para definir la encrucijada azul:
-Estoy perdida. ¿Eso tiene arreglo?
- No. Sí. Ya se arreglará.
- ¿De veras? Fíjate en ti.
- Gracias. Cuánto más sabes quién eres y lo que quieres, menos te afectan las cosas.
- Ya. Es que aún no sé lo que quiero ser, ¿Sabes? Quise ser escritora, pero odio lo que escribo e intenté hacer fotos, pero eran muy mediocres. Todas las chicas pasan por una fase de fotógrafas y por querer un boli, ¿sabes? Y haces fotos tontas de tus pies.
- Ya lo averiguarás. No te preocupes por eso, sigue escribiendo.
- Pero es que soy mala.
- Eso es lo bueno.
- No. Sí. Ya se arreglará.
- ¿De veras? Fíjate en ti.
- Gracias. Cuánto más sabes quién eres y lo que quieres, menos te afectan las cosas.
- Ya. Es que aún no sé lo que quiero ser, ¿Sabes? Quise ser escritora, pero odio lo que escribo e intenté hacer fotos, pero eran muy mediocres. Todas las chicas pasan por una fase de fotógrafas y por querer un boli, ¿sabes? Y haces fotos tontas de tus pies.
- Ya lo averiguarás. No te preocupes por eso, sigue escribiendo.
- Pero es que soy mala.
- Eso es lo bueno.
Pues, bien, el once de
Hierro vive a expensas de los zarpazos, sumido en un desastre
táctico, en un laberinto oscuro, inescrutable, donde se pierde el
talento de Saúl Berjón, la verticalidad de Johannesson -impecable
en defensa, por cierto, además, menudo desperdicio de primera
vuelta-, la pegada de Toché y las enormes ganas de un Susaeta
motivado como nunca en esta temporada. Talento malgastado en
quisicosas, en un caos donde la única armonía, la total verdad es
la del resultado.
Lo mejor de todo es que
existen las presencias individuales, destellos momentáneos para
poder ser feliz. No, no hay continuidad en el juego, no hay ni juego.
La disposición táctica es un funesto desastre que habla a las
claras de la (in)capacidad del director técnico. Y, con todo ello,
ahí estamos. Lejos de quienes poseen sabiduría y coherencia (Girona
y un Levante que cayó ante la clase de los azules, por cierto),
enredados en batallinas que no están acordes con la valía
individual de la plantilla. ¡Si hasta no hemos podido encontrar a un
opaco Borja Domínguez totalmente perdido en la maraña!
Bienvenidos sean los tres
puntos. Bienvenido sea el gol de la victoria del denostado con
injusta pertinacia Jon Erice. Bienvenida sea la esperanza. Aunque
este caos, este desperdicio de talento malgastado por una errática
dirección técnica sólo nos conduzca a una épica que, en mejores
manos, debería ser euforia total.
MANOLO D. ABAD
Reportaje fotográfico: J.L.G. FIERROS
Publicado en el diario "El Comercio" el lunes 20 de febrero de 2017