Perfil. –“Rey de harapos”
Dudo mucho que cuando Los Locos escribieron esa gran
canción que es “Rey de harapos” estuvieran pensando en uno de los tres “reyes”
de la guitarra blues (los otros dos eran Albert King y Freddie King), pero lo
cierto es que el nombre le viene a Riley B. King (a quien todos ustedes conocen
como B.B.King) como anillo al dedo. El blues, el pariente pobre de la música
contemporánea, encontró en B. B. King la conexión eléctrica que necesitaba para
salir de un mundo subterráneo de oscuridad y pobreza. “El público blanco acepta
mejor el blues que la gente de nuestra raza. Me duele reconocerlo, pero es
así”, explicaba King. “Para muchos negros, un cantante de blues es un sujeto
analfabeto y sucio, borracho y mujeriego. Y ellos quieren huir de un pasado
terrible que relacionan con el blues”. La gran aportación de B.B. King al blues
fue su forma de tocar la guitarra eléctrica, añadiendo unos prodigiosos solos
que influirían notablemente en el rock de los sesenta. “Hay quienes hablan de
mí como revolucionario, pero todo lo que hice fue copiar a B.B. King”, admitía
Eric Clapton. Ese virtuosismo de la guitarra solista, unos arreglos finos y
brillantes y su indudable carisma, convirtieron a B.B. King en la máxima
referencia del blues para que se abrazara sin ambages al rock y consiguiera
enriquecerlo con su inequívoca pulsión en un apasionante viaje de ida y vuelta.
Su Gibson ES-335, bautizada como “Lucille”, se ha
quedado sin el reconocible toque de uno de los grandes del blues, que sería
finalmente reverenciado por doquier en los años 80. De origen humilde,
trabajador stajanovista que nunca abandonó el directo, B.B.King visitó Asturias
en un par de ocasiones: la primera, en el legendario Festival de Jazz de Oviedo
un 4 de noviembre de 1986 –al día siguiente actuaría nada menos que… ¡Miles
Davis!- y un año después en Gijón, adonde volvería en 1997 con Raimundo Amador. En ambas dejó el recuerdo de su personalidad
humilde, bien alejada de su trono bluesero; generoso y atento y con el toque
mágico y profundo de aquellos que se dejan la vida y el alma buscando en lo más
profundo del corazón, en una música como el blues, densa y única.
MANOLO D. ABAD
Publicado en el diario "El Comercio" el sábado 16 de mayo de 2015