sábado, 23 de mayo de 2015

Radicales reflexiones con naturalidad


Vetusta Blues. –“Radicales reflexiones con naturalidad”


Día de reflexión, día para aclarar la mente, día para dedicarse por entero a uno si las obligaciones laborales se lo permiten. Aprovechar para darse un paseo por ese Campo de San Francisco que siempre nos llena de buenas vibraciones aunque muchos se empeñen en ocuparlo con chiringuitos diversos a la menor ocasión o pretendieran horadarlo para construir un aparcamiento más. Leer los periódicos con pausa y atención en una terraza aprovechando el buen tiempo con la esencial compañía del círculo íntimo de amigos. Disfrutar del último libro adquirido, la autobiografía de Kim Gordon (Sonic Youth) “La Chica del Grupo”. Poder contemplar el dvd con la película protagonizada por Nick Cave “20.000 días en la Tierra” que espera desde hace semanas su momento, quizás incluso aprovechar para poner el dvd con el concierto en solitario de Dominique A que me regalaron hace unos días, lo que despertará el recuerdo de aquella sensacional actuación suya en el Centro Cultural CajAstur de Oviedo hace unos años, donde tuvimos ocasión de tener una agradable conversación. Acercarme a ver al grupo asturiano Mota Blues que presenta su segundo trabajo en la Lata de Zinc. Actividades que nos liberan la mente y la dejan en una plataforma donde poder pararse y pensar antes de lo que nos espera en un domingo agitado de votaciones y fútbol.
Cuando uno se para a reflexionar, surgen preguntas estupefactas al respecto de lo visto en las últimas semanas. El peligroso juego del miedo, de meter miedo, utilizado con interesada alegría. Y esa palabra que tantos temores infunde: radical. ¡Ah, los radicales! Quizás yo también sea uno de ellos. Radical por querer una sanidad pública. Radical por querer defender la escuela pública donde me formé en la escuela primaria y que tantos valores me ha enseñado. Radical por estar harto de haber visto cómo se hipotecaban vanamente los recursos de mi ciudad. Radical por contemplar cómo se juega en la frontera de lo público y lo privado con caprichoso e interesado antojo. Radical por avergonzarme de esta ciudad de parkings vacíos e inútiles. Radical por ver cómo se toma por cultura un lanzamiento de globitos y se taladra y maltrata un mosaico que es una obra de arte de la ciudad. Radical por comprobar lo poco que vale la palabra dada y ver que un proyecto interdisciplinar de literatura y fotografía como “Objetivo Doble Dos” se queda en nada tras las promesas de los fastos inaugurales. Radical por molestarme cómo se destruye la poca industria de mi ciudad. Radical por añorar la antigua Estación del Vasco. Radical por odiar la especulación inmobiliaria. Radical por soñar con unos espacios amplios y verdes donde no se impongan el cemento y el hormigón en las zonas que se abren para la expansión de la ciudad.
Quizás desear que impere el sentido común en este tiempo incierto sea radical. O quizás sea, simple y llanamente, lo natural.


MANOLO D. ABAD
Publicado en el diario "El Comercio" el sábado 23 de mayo de 2015