Crónicas de Vestuario. –
“Sesteando bajo la lluvia”
Acudía el Real Oviedo de los récords a su cita con
el alirón frente al penúltimo de la tabla, con todo a favor: ambiente de fiesta
y casi todos los deberes hechos. Sin embargo, fue una tarde para olvidar, donde
los azules mostraron lo peor de su repertorio contra un rival débil que, al
final, se acabó llevando una sorprendente victoria.
El once azul volvió a desperdiciar una primera
parte, sumido en un ritmo desesperadamente lento que hizo buenos a los
amarillos, un cuadro repleto de carencias que trató de situar una doble barrera
para evitar el casi siempre letal ataque azul. Pero los oviedistas estaban en
otra parte: quizás en Huesca, quizás en Tarragona o incluso en Cádiz. Y el
tiempo fue transcurriendo, monótono, perezoso, circulando el balón con torpeza.
Un completo desastre al que dio el primer toque de atención Álex, que se plantó
solo ante Esteban, superó su estirada al borde del área pequeña, escorándose a
la derecha y marrando una de esas ocasiones que uno se pregunta cómo se pueden
fallar. Como si hubiese sonado un despertador para los azules, Sergio García
penetró por la banda izquierda –que en otro tiempo, con combinaciones rápidas
hubiera sido un completo chollo- y lanzó al interior del área pequeña por la
que se paseó el balón. Una falta de Susaeta que despejó con apuros Iván en el
tiempo añadido completó el triste bagaje de un no menos triste equipo.
Es de suponer que se hablase en el vestuario de
ello. Que los pesos pesados tratasen de animar y que Egea comentara las
carencias de un equipo cántabro al que sólo había que jugarle con rapidez y
algo de sentido. Pero ya sabemos que el azar, caprichoso, se encarga a veces de
añadir un elemento más para que todo se tuerza. En esta ocasión fue la lluvia,
pertinaz, que se empeñó en anegar la banda-chollo por la que defendía el no muy
destacable Cote. El balón no corría por el césped acuoso y la misión de superar
al poco dotado defensa lateral se tornó imposible. Pongámosle la célebre música
del argentino Lalo Schifrin y tendremos un nuevo episodio de la saga que
protagonizó Tom Cruise. Hoy, más bien, parecía un capítulo del Supergente 86 o
un film del Inspector Clouseau. Todo salía mal. A los dieciséis minutos del
segundo acto, Esteban salva un cara a cara con un jugador cántabro, para que, a
continuación, Sergio García mande –increíblemente- fuera una jugada similar
frente al cancerbero visitante. No era el día. Y luego, Peter Sellers resucitó
en ambas áreas con dos mayúsculas pifias que acabaron en gol y protagonizadas,
precisamente, debía ser así en un día calamitoso como el de hoy, por el
mencionado Cote. Todo un héroe por accidente. El amago de reacción alentado por
la grada, terminó con un gol de Fresno.
No hubo pitos, pero este resultado, este partido,
deberían servir de toque de atención serio, muy serio, de que la cabeza de los
jugadores ha de estar lejos de Huesca, Tarragona o Cádiz. Hasta que concluya la
temporada regular, por supuesto. Estoy seguro que un entrenador de la prudencia
de Sergio Egea ha tomado nota y obrará en consecuencia. No se puede estropear
tan bonito camino con borrones como la de esta tarde gris marengo.
MANOLO D. ABAD
Reportaje fotográfico: PABLO LORENZANA
Publicado en el diario "El Comercio" el lunes 27 de abril de 2015