Vetusta Blues. –“De libros”
El pasado jueves 23 de abril fue una nueva jornada
especial para los escritores y los amantes de las letras. Vivimos en un mundo
focalizado en “días de”, en los que se recuerda siempre algo, como si
permaneciésemos el resto del año en un perpetuo olvido a la espera de ese
puntual despertar. Así que nos lanzamos a las librerías, que visten sus mejores
galas, queriendo olvidar estos momentos de penuria que aún hoy penalizan a la
cultura con elevados e injustos impuestos y –lo que es peor- con la capa de la
insensibilidad y el recelo hacia la labor tanto de los que acercan las
creaciones literarias como de quienes nos encargamos de volcar nuestro mundo
sobre el papel o cualquier otra superficie.
Mi jornada literaria –la que paga las facturas ya
había comenzado horas antes- se abre en la Librería Cervantes y su ya clásico
Maratón Literario de lecturas en su Foro Abierto que coordina Susana Tejedor.
Fernando Menéndez abre con un alegato de marcado carácter político su lectura,
con poemas de su nuevo libro “Perro Ladrador”, recordando la veneración hacia
la cultura por encima de vaivenes a izquierda o derecha que siempre se ha dado
en Francia. Aprovecho para mostrar mi acuerdo con él al salir a leer algunos de
los textos que formarán parte de mi próximo trabajo “Rec-capitulación”. Luego,
a buscar una historia del blues a la que le había echado el ojo y que
finalmente no logro hallar. Cada uno de los pisos del local bulle de gente
rebuscando en sus estanterías, mientras Alfredo Quirós registra muchos de esos
momentos cámara en mano. Le enseño al viceconsejero de Cultura Alejandro Calvo
el libro con las memorias de Kim Gordon (Sonic Youth) que me he comprado
mientras comenzamos a hablar de música, como siempre me sucede con él, evocando
la reciente y mágica actuación de los estadounidenses Luna. Saludamos a la gran
Conchita Quirós y Alfredo nos inmortaliza a todos. Ando empeñado en encontrar
la nueva novela de mi querido Chus Fernández, “Sin Música”, y encamino mis
pasos a la Librería-Café Santa Teresa donde la maravillosa Raquel, con esa
sonrisa moredense suya ideal para iluminar cualquier día gris, me sirve un vino
al tiempo que teclea en el ordenador algunos títulos. Agotado “Sin Música”, lo
mismo el último de Ed Bunker… Huuum, mala suerte.
El sol bendice la jornada y emprendo el camino a
Ojanguren ya bien entrada la tarde. Suerte, consigo el último ejemplar de la
novela de Chus, mientras rememoro una entrevista en la televisión local
ovetense que le hice, ay, hace ya una década. Siempre tuvimos una especial
interconexión, más allá de lo personal: su fanzine “Material de Desecho”, mi
revista “Interferencias”, mucha música y descubrimientos literarios que,
gracias a su generosidad, lograron iluminarme, como John Fante o Félix Romeo.
No se pierdan su presentación, hoy mismo en la Lata de Zinc a partir de las 21
horas, con refuerzo musical a cargo de los imprescindibles Peralta y Las Nurses
y los nuevos Aftermath.
Culmino la jornada con el círculo íntimo en ese
clásico imprescindible y bohemio que es el Ovetense, con Lauren, Dani, Natalia,
Santiago y Rubén Rodríguez, quien me muestra una estupenda antología de mi
venerado Manuel Machado. El recuerdo de mi viejo profesor de literatura e
historia Isaac González me entristece en un extraño momento. Allá donde esté quizás
pueda ver que la cosecha que él pensó que se iba a quedar a medio camino sigue
recuperando un tiempo vivido a fondo en días como el del pasado jueves.
MANOLO D. ABAD
Publicado en el diario "El Comercio" el sábado 25 de abril de 2015