Crónicas de Vestuario. –“La calculadora”
A estas alturas de la campaña, con los deberes
hechos, el Real Oviedo se enfrenta a los últimos partidos de la temporada
regular envuelto en una atonía que algunos interpretan como peligrosa, pero que
quizás debamos interpretar como comprensible. La cabeza de todos –se diga lo
que se diga- está en el playoff, donde todo se decidirá con el anhelado ascenso
en juego. Vencidos los rivales directos, ahora quedan choques donde llegan
equipos muy necesitados que se dejan el alma con el mayor de los énfasis. Mi amigo
Fran Quirós me enseña el maravilloso vídeo que la Peña Oviedista Londinense ha
colgado en youtube con la mirada puesta en esos playoffs. ¡Magnífico!
Pero hay que terminar la temporada regular y este
tránsito no está siendo muy brillante que digamos. El Atlético Astorga le sacó
los colores a un desacertado equipo azul en sus labores defensivas y sólo un
providencial Esteban evitó el desastre con una de esas paradas que acreditan al
grande del fútbol que sigue siendo. Y eso que el cuadro que dirige Sergio Egea
quiso salir desenvuelto e incisivo pero acabó una nueva primera parte para
olvidar perdido en una absoluta falta de ritmo, sin ideas, rutinario. Sólo un
participativo Dioni se ofrecía y trataba de dar opciones a unos compañeros
espesos.
Para la segunda mitad, los azules trataron de
presionar más e imponer esa rapidez suya que destruye muchas de las telas de
araña que proponen equipos de la zona baja, pero faltaba pegada y muchos
jugadores pecaban de individualismo a la hora de resolver el último pase. Menos
mal que Linares es insaciable y siempre quiere anotarse un nuevo gol. El
primero tras aprovechar un rebote después de una falta ejecutada magistralmente
por Sergio García, y el segundo con un penalti que él mismo se fabricó. Lo
mejor, como siempre, el resultado. Y lo mejor, unas cifras que asustan:
clasificados ya para el playoff y a punto de proclamarse campeones de grupo.
Nada que decir ante los aplastantes números que presenta el Real Oviedo de
Sergio Egea, aunque puedan preocupar algunos síntomas mostrados en estas
últimas jornadas. Quizás sea este tránsito al playoff donde la cabeza vuela
hacia los dos partidos de desenlace y eso contagia a un juego espeso, poco
claro. No parece grave y creo que resulta hasta inevitable. El equipo ha puesto
en marcha la calculadora y trata de dosificar sus ansias de cara al gran examen
del playoff, a la gran prueba para lograr, por fin, el anhelado y merecido
ascenso. Calma, ya falta menos para que las más fuertes emociones lleguen.
MANOLO D. ABAD
Foto: J.L.G.FIERROS
Publicado en el diario "El Comercio" el lunes 13 de abril de 2015