Crónicas de Vestuario. –“Bajo la presión”
“Under the pressure”
(Bajo la presión) es una de las grandes canciones incluidas en el soberbio tercer
álbum de los norteamericanos The War On Drugs. Bajo la presión vive el Real
Oviedo, la de los resultados, la de los anhelos de salir de este pozo en el que
se encuentra y a la que, en la desapacible tarde del sábado, sumó una más: la
de las condiciones climatológicas. Asimilar el juego a esas características que
marcó la constante y abundante lluvia caída durante toda la jornada era el
principal reto para enfrentarse a un Compostela que, en esta temporada, tampoco
ha sabido moverse bajo la presión de unas aspiraciones de ascenso que les han
atenazado en múltiples ocasiones.
Tardó un cuarto de hora
el conjunto azul en adaptarse a las dificultades que el terreno de juego le
ofrecía, en especial una banda derecha anegada por el agua. La porfía por cada
balón era constante, en un cuerpo a cuerpo donde el esférico generaba
situaciones peligrosas cuando se detenía en los múltiples charcos. Había que
moverse en esa tensión generada en cada pelota, en todo lo inesperado que podía
suceder en cualquier jugada aparentemente inofensiva. Los balones parados se
convertían en el mejor recurso para crear las ocasiones más claras y así llegó
el gol de Jonathan Vila tras peinar uno de esos lanzamientos de falta. A partir
de entonces, el conjunto azul dominó la extraña batalla bajo la lluvia y manejó
la presión en su propio beneficio, buscando pelotas en largo y renunciando al
toque obligado por la adversa climatología.
El Compostela, equipo
que se ha reforzado con buenos jugadores como Teles -estilista portugués de
Funchal cedido por el Deportivo de La Coruña- interpretó el fútbol adecuado en
la reanudación, empujando al Real Oviedo contra su área. La entrada de Mon y de
Quim “El Mago” Araújo –negado esta temporada de cara a puerta- acrecentó el
dominio de los gallegos que llegaron a inquietar con un mayor despliegue
físico. Paradójicamente, tras frustrar el empapado césped su ocasión más clara,
el once azul se soltó el peligro santiagués y abrió unos minutos donde pudo
sentenciar el encuentro. La primera, en una mano clarísima de Marcos Rodríguez
que empuja con su brazo dentro del área en las mismísimas narices del nefasto
trencilla Cid Camacho, otro más para engrosar ese peculiar colegio sueco de los
que no quieren complicarse la faena ni ante lo más claro que suceda dentro de
cualquier área. Luego, Eneko y Josep Señé no resolvieron dos ocasiones
clamorosas y llegó el momento del sufrimiento, de más presión ante la
desesperada ofensiva de los de Iñaki Alonso. Volvió a sonar otra canción, el
célebre hit de 1982 “Under pressure” en las voces de David Bowie y Freddy
Mercury para gloria de un Real Oviedo que rompe la racha de líderes caídos (en
esta ocasión, ellos mismos) que se dejaban su vitola en el Tartiere. Los azules
se afianzan, sabedores de que el camino –aunque largo y plagado de
dificultades- cada vez se va acortando más y con una mejor gestión de sus
múltiples presiones.