sábado, 23 de agosto de 2014

Sin cines


Vetusta Blues. –
“Sin cines”

Sí, es un signo de los tiempos, uno de los peores: la desaparición de cines en la zona centro de la ciudad. Lanzados al estilo de vida de gigantescos centros comerciales, de uso permanente del automóvil, de la búsqueda de grandes espacios alejados del corazón de la ciudad, los cines dejaron de estar al alcance del paseo y se convirtieron en macrosalas. Con el cierre de los Multicines Brooklyn en febrero de 2007, Oviedo se quedó sin cines en el casco urbano y con ello la pérdida de uno de los atractivos que dotan de calidad de vida a una ciudad. Acceder a un lugar de entretenimiento sin tener que coger el coche o no recurrir a un plan completo es un beneficio que a los ovetenses se nos ha hurtado desde esa fecha. Si, encima, añadimos la desaparición de la Obra Cultural de CajAstur y la ausencia de sus magníficos ciclos de cine nos encontramos con un triste erial en detrimento del ocio de los ovetenses.

Los más perjudicados son los aficionados al séptimo arte de más edad. Para ellos y ellas, con sus dificultades de movilidad, el tener que trasladarse a los macrocentros comerciales supone todo un problema. Pero no son sólo ellos y ellas los perjudicados. Tener que montarse todo un plan para trasladarse a disfrutar de una película, acostumbra a disuadir a muchos cinéfilos. Recuerdo muchos domingos, tras ver al Real Oviedo en el Tartiere, prolongar la tarde en los Clarín, los Minicines o los Brooklyn. Curioso: todos acabaron convirtiéndose en supermercados. Pasamos de soñar en la sala oscura a la vida misma y las necesidades básicas.

Ahora nos encerramos en casa a ver películas grabadas de internet o renunciamos a las novedades de estreno a la espera de que se publiquen, meses después, en dvd. Ir al cine deja de ser una alternativa de ocio para quienes gustan de disfrutar en el centro, sin tener que recurrir al coche. La vida cambia pero no siempre es para mejor, desde luego. Que los cines hayan desaparecido del casco urbano supone para Oviedo una gran pérdida, desde el punto de vista cultural y de ocio. Parece difícil que se pueda remediar, por mucho que se hayan programado algunos –pequeños- parches desde el Ayuntamiento. Una o varias salas en el recinto de la Fábrica de Gas quizás hubieran podido remediarlo. Mientras, habrá que recurrir al coche, a todo un plan nada espontáneo y salir de los cómodos límites de ese centro de la ciudad donde nos sentimos tan a gusto.


MANOLO D. ABAD
Publicado en la edición papel del diario "El Comercio" el sábado 23 de agosto de 2014