Crítica. Música. - “Magia alternativa”
EL
PUEBLO CONTRA FERNANDO ALFARO Y ANTONIO ARIAS
Jardín
Botánico, Gijón.
Viernes
12 de julio de 2019.
La
pregunta siempre recurrente ante todo artista: el proceso creativo y
todas sus manifestaciones. Esa y más cuestiones se plantean y
recorren un show único en su especie donde dos de los creadores de
una generación perdida pero con tanto que decir, se desnudan ante el
público sin tapujos, con una honestidad tal que ya quisieran otros
para sí.
El
resultado es una sesión inusual, un combate a dos donde el k.o. le
llega a la audiencia, atónita ante las revelaciones de cómo surgió
tal canción, o cómo un tema vino a través de un amigo torcido que
se dejó llevar por la mala vida hasta el fin de una muerte. En ese
estado, al borde del precipicio, en las entrañas de la existencia,
es dónde se encuentra un lugar donde Fernando Alfaro y Antonio Arias
se citan para dialogar sin complejos de todo. De lo que pudo ser, de
lo que no fue. De los amores vistos según su prisma, el de Alfaro
con “Efervescente”, el de Arias con “La Curva de las cosas”,
en un ejercicio estimulante y revelador.
Las
cervezas sobre la mesa, uno a cada lado con su acústica, un tono a
veces confesional, otras retador, siempre en la simbiosis de quien
tiene tantos puntos en común, deviene en un fluir por el mismo río:
Leonard Cohen y su “Hallelujah”. Porque ambos coincidieron: uno
en “Omega”; otro, antes – y bien que se lo reprochó Fernando –
en “Family Album I”, el gran minilp de versiones de Surfin´
Bichos. Luego, llegan historias paralelas, como el “Santos que yo
te pinté” de Los Planetas, apócrifa letra de Antonio y sus
derivadas en Los Evangelistas con esa espeluznante canción basada en
un poema de Manuel Machado “Yo poeta decadente”, que Arias
desgrana con la descarnada lucidez de aquel que vive esa historia de
fatal desamor. La piel se pone de gallina.
Hemos
dado vueltas y vueltas hasta llegar a lugares insólitos como los que
nos proponen Fernando Alfaro y Antonio Arias. Si esto fuera
suficiente (y justo) para recuperar toda la cosecha que han dejado en
tres décadas – con sus altibajos, sí, pero siempre rayando al
máximo nivel de exigencia – ya valdría la pena el encuentro, este
gran encuentro.
Reportaje fotográfico: ALBERTO CEAN
Publicado en el diario "El Comercio" el domingo 14 de julio de 2019