Crítica. Música.-
“Reivindicados”
LA FRONTERA
Carpa Café Continental,
Mieres.
Viernes, 28 de junio de 2019
El
efecto de un efervescente Mieres tiene su eco en el Café
Continental, que, desde la más absoluta iniciativa privada, se marcó
una estupenda velada de conciertos con bandas de la zona muy
entonadas como Patapalo o Dirty Boogie y La Frontera de reclamo
principal.
El
veterano grupo madrileño mostró las virtudes – hoy perdidas –
del rock de guitarras afiladas con memorables melodías.
Contemplarlos ahora y verlos disfrutar de una segunda juventud quizás
sea un síntoma de la reivindicación de unos tiempos que se apagaron
demasiado pronto para ser barridos por la más absoluta mediocridad
comercial. Aquella segunda mitad de los 80, lo que podríamos llamar
la postmovida, alumbró bandas como La Frontera, pero también como
La Granja o Las Ruedas, que aportaron grandes canciones para el rock
español que hoy parecen irremediablemente perdidas para dos
generaciones.
A
esa reivindicación se aplicó el grupo que lidera Javier Andreu,
recuperando muchos de los clásicos de su primer álbum homónimo
(“Duelo al sol”, “Vivo o muerto”, “Cuatro rosas estación”,
“Pobre Tahúr”), del esencial segundo “Si el whisky no te
arruina… las mujeres lo harán” (la canción homónima, “Volverán
los buenos tiempos”, “Judas el Miserable”) o su tercero “Tren
de medianoche”, que completaba una trilogía que escribió algunas
de las mejores páginas del rock en España (“Siete calaveras”).
Apenas pasaron por el cuarto que les encumbró, esa “Rosa de los
vientos”, donde ejecutaron un arriesgado cambio en su propuesta,
tan sólo para recordar a “El Límite” y “Juan Antonio Cortés”
y casi nada de su repertorio posterior. No hacía falta.
La
Frontera nos devolvió, por unos momentos, con un brillante
concierto, sólido y guitarrero, a esos años donde eran las
guitarras y las canciones las que protagonizaban las vidas y los
diales de las radios. En medio de la mediocridad reinante de los
compases mínimos, de las inframelodías, de la chapucera tendencia
de soniquetes con mentalidad deteriorada por el machismo y la
brutalidad más absurda, encontrarse con un concierto como el de este
legendario grupo madrileño, nos reconcilia con el sabor de lo vivido
y de todo lo escuchado. Nos deja el buen aroma de los licores bien
fermentados.
MANOLO
D. ABAD
Publicado
en el diario “El Comercio” el domingo 30 de junio de 2019