Crónicas de Vestuario. -
"¿Síndrome post-derbi?"
El Real Oviedo amplió a cuatro partidos su mala racha con un empate sin goles ante el Barcelona B. Un análisis superficial podría concluir que el equipo azul se encuentra en un mal momento justo después de haber logrado su victoria frente al eterno rival. El fútbol es un deporte de rachas y de estados de ánimo, que acaban por envolver aspectos que merecen mirar más hacia dentro y es lo que resulta obligado realizar con el equipo de Juan Antonio Anquela.
El equipo ha perdido pegada, eso es cierto. Se remata menos a puerta y no hay esa frescura y profundidad en los jugadores más creativos del elenco. Desde los dos carrileros -en especial Diegui Johannessson que está inmerso en un gran bache- hasta los dos jugadores que marcan las diferencias -Aarón Ñíguez y Saúl Berjón- pasando por los dos arietes (Linares y Toché), da la impresión de que existe cierto cansancio, más mental que físico. De ahí que muchos aludan a eso del "síndrome post-derbi", un mal sobrevenido tras vencer al Sporting de Gijón en el partido de la máxima. Como si uno de los grandes hitos de la temporada se hubiese cumplido y el equipo se tomase un respiro en esta larga carrera hacia el ascenso.
Sin embargo, si analizamos más allá, veremos que tampoco los rivales han sido superiores y que han sido los más pequeños detalles los decisivos en que los resultados hayan concluido con marcadores adversos.
Frente al filial barcelonista el detalle, el gran detalle, lo decisivo, fue el gol anulado a Toché, que volvía a la titularidad y que aprovechó su única ocasión clara del partido. Lamentablemente, el árbitro sevillano Luis Mario Milla Alvendiz anuló injustamente el tanto y condicionó el marcador final, además de marcarse decisiones tan absurdas como echar al entrenador azul. Y es que también parece que el Real Oviedo se encuentra inmerso en otra mala racha: la de las decisiones arbitrales injustas...
Un primer tiempo jugado de poder a poder, con pocas ocasiones claras -Alfonso Herrero salvó, espectacular, un uno contra a uno ante Marc Cardona- y un Diego Fabbrini tratando de dejarse notar aunque sin conseguir asociarse con sus compañeros. Para el segundo acto los de Anquela pusieron una velocidad más y apretaron a un filial que apenas logró inquietar. De nada sirvieron los cambios, puesto que el conjunto catalán se defendió con orden ante un cuadro azul que puso más voluntad que colocación.
Nos encontramos en un momento decisivo de la competición: la tabla clasificatoria se comprime, los errores condicionan partidos muy igualados donde el músculo y la fuerza parecen imponerse a la clase y las ideas. Es momento de rearmarse, de reinventarse, de buscar opciones distintas a lo ofrecido para encarar los instantes de duda ante esta racha negativa. No pensar en síndromes, ni en persecuciones, ni en malas rachas, levantarse, pelear, recuperarse y emprender el camino con renovadas fuerzas.
MANOLO D. ABADReportaje fotográfico: JOSÉ LUIS GONZÁLEZ FIERROS