martes, 20 de marzo de 2018

La energía de la ilusión


Crónicas de Vestuario. -
"La energía de la ilusión"

Atravesaba el Real Oviedo una racha negativa de cinco partidos tras la victoria en el derby ante el eterno rival. Crisis más de identidad que de juego, aunque se vislumbraban síntomas preocupantes, como la pérdida de pegada en ataque, la ausencia de profundidad en las bandas y el bajón de algunos jugadores fundamentales. Las victorias siempre son balsámicas, pero más aún cuando truncan una racha negativa. Si se logra ante un rival directo como el Granada, adquieren mayores proporciones todavía.



Las bajas por tarjetas de Diegui Johannesson, Linares y Toché obligaban a una reestructuración profunda del once azul, que, sin embargo, otorgó la sorpresa de la alineación de Mariga como titular en detrimento de Rocha. El keniano fue uno de los destacados del equipo, imponiendo su buena colocación en el centro del campo y formando una dupla muy solvente junto al imprescindible Ramón Folch. En punta de ataque quedaba Aarón fajándose en inferioridad de fuerzas y en la banda derecha aparecían Fabbrini como media punta y Cotugno de carrilero.



Fue, sin embargo, el Granada el que comenzó más entonado el encuentro, frente a un once de Anquela aún sumido en las dudas de su mala racha. Todos muy pendientes por no perder el control del juego, porque no se cometiesen errores, en uno de esos toma y daca tan propios de la Segunda División. La actividad de Machís generó el primer tanto del encuentro tras un centro suyo que aprovechó Kunde. Se hacía necesario equilibrar el partido antes del descanso y se consiguió tras un error garrafal del cancerbero visitante Javi Varas que dejó el balón al lado del poste izquierdo de su portería para que Carlos Hernández le diese una asistencia a Forlín en la porfía y el defensa argentino culminase. Descanso y choque equilibrado en el marcador.



El segundo acto fue mucho más abierto y ofreció un montón de alternativas. Parecía que se acababa el ajedrez táctico y la necesidad de sumar de tres en tres convirtió a los onces en más incisivos. La entrada de Steven Prieto por Fabbrini resultó el factor diferencial. El italiano, fundido en la batalla de la primera parte, donde le tocó la banda más inundada del campo, dejó su puesto al canterano que trajo esa gasolina de la ilusión que sólo pueden ofrecer aquellos formados en casa. Fruto de ese empuje llegaría su tanto. Recordamos otro debut de un canterano con gol, el de Paco Fernández, en una goleada al Lorca, con diecisiete años, hace tres décadas. Se ha resistido en exceso a la hora de hacer debutar a jugadores del filial en los últimos tiempos, sin tener en cuenta ese valor adicional que pueden otorgar: la ilusión insuperable de jugar ante los tuyos en tu casa. Ese punto indescriptible de emoción que te da unos gramos más de fuerza. Vean si no el segundo remate que supone el gol. Esa fe de Steven Prieto, su innegable olfato de gol, la intuición del artillero que desea triunfar ante su gente... eso fue su gol.



En una competición tan larga y dura como la Segunda, hay que saber jugar con estos factores. Ese empuje de Viti, esa fe de Steven Prieto, son nueva energía, renovadora energía, para que el colectivo vuelva a creer, para que se haya terminado esta racha negativa y que sea el principio de la recuperación que todos anhelan. Lo mismo la presencia de Mariga o el aporte de calidad de Fabbrini: es necesario que haya posibilidades nuevas que afloren para renovarse y poder seguir en la lucha.
Decía Albert Einstein que "la distinción entre el pasado, el presente y el futuro es solo una obstinadamente persistente ilusión"·. Esa energía la brindó de forma nítida Steven Prieto, contagiándosela a todos sus compañeros. El aporte de todos, abrirse a más posibilidades, e incluso arriesgar apostando por opciones nuevas, parecen algunos de los bálsamos que nos enseñó el encuentro ante el Granada.

MANOLO D. ABAD

Reportaje fotográfico: J.L.G. FIERROS