"Mientras le oía hablar empecé a comprender la importancia que tenía
ser capaz de entusiasmarse por algo en esta vida. Él me enseño que si te
interesas por alguna cosa, sea cual sea, debes volcarte sobre ella con
todas tus fuerzas. Abrazarla con ambos brazos, apretujarla, amarla y
sobre todo apasionarte por ella. Si no hay entusiasmo nada vale la
pena...El simple acaloramiento no basta. Hay que ponerse al rojo vivo y
apasionarse al máximo. Si no, no vale la pena".
Roahl Dahl. "Mi tío Oswald". Anagrama, 2006.