Vinilo Azul. -
“Una imagen vale por
mil recuerdos”
Miguel Fuentes, quien
fuera guitarra de The Amateurs, me manda un whatsapp preguntándome
si tengo una entrada de su concierto-presentación de su primer álbum
“Los clubs han cerrado” en la Santa Sebe. Junio de 1989. Al
parecer, Yolanda Lobo está preparando un libro sobre la legendaria
sala ovetense y no encontraba nada de ese concierto que, vista la
trayectoria posterior de los ovetenses, marcó una época. Lo
encontré. Y por partida doble: entrada y flyer.
Fue destapar imágenes,
entradas de conciertos, fotos, y la memoria obró el resto. El camino
transitado, las experiencias vividas, todo lo aprendido en esas
vivencias en la carretera. ¡Cuánto aprendí! ¡Cuánto me enseñaron
esos Amateurs con los que recorrí en furgoneta y hostales toda la
geografía española! ¡Cuánta buena gente conocí! A finales de los
80, principios de los 90 no podíamos hablar de un circuito estable
de conciertos, por mucho que a esos que miran por encima del hombro y
escriben igual o peor, se les llenase la boca en sus lamentables
artículos con aquello. Había que estar sobre el terreno,
comprobarlo, vivirlo. Y uno tuvo esa suerte gracias a esos amigos, a
quienes conservaré siempre en mi corazón, a esos The Amateurs que,
tras el paso de los años, se han convertido en un nombre capital
para entender el rock en Asturias. Ellos se arriesgaron a salir más
allá del Pajares. No se conformaron con hacer caja dentro,
arriesgaron, y hoy se recuerdan sus actuaciones por todo el país
como algo único y especial de una época en la que brillaban nombres
como Cancer Moon, Los Clavos, Lagartija Nick, Pleasure Fuckers,
Vancouvers, Sex Museum, Las Ruedas o Los Deltonos.
Vuelvo a Yolanda y su
libro. Animado por la búsqueda, encuentro un puñado de fotos, de
carteles y demás pasquines promocionales de otros conciertos en la
Santa. Las dos fiestas de mi programa de radio “Club Alternativo”
con bandas magníficas de la época -finales de los 90- como Zombi
Zú, Feedbacks, Mamy Carter, Heartbeats, Soviet Sister o Sangrientos
-con Paco Loco al frente- que, generosamente, se sumaron a la fiesta.
Momentos inolvidables como un postconcierto con el grandioso Javier
Corcobado tras una impresionante actuación de Corcobado+Manta Ray
(juntos cuajaron uno de los grandes discos del rock español
“Diminuto Cielo”) en el que acabamos viendo amanecer tras la
verja del local. O un cumpleaños mío con Steve Wynn firmando hasta
que le dolió la mano -la discografía propia y la de Dream Syndicate
era amplia- que remachó con otra actuación inolvidable. Tantas y
tantas imágenes que luchan por arremolinarse en la mente, en el
zurrón de los grandes recuerdos. El homenaje a Alberto Toyos, con
los dos Amaral hablando de los Church y de los Echo & The
Bunnymen, de música, para constatar lo auténticos que son, por
encima de los prejuicios.
Espero que Yolanda Lobo
plasme ese libro. Y que, cada una de las entradas, de los flyers, de
las fotos, pueda levantar un registro de la memoria en cada uno de
los que pasamos por allí y disfrutamos de inolvidables noches de
música en vivo. De esa vida que nos negamos a que sea cercenada por
la gentrificación y los bizarros intereses de extrañas asociaciones
que no representan a nadie más que a ellos mismos y su ego
carpetovetónico.
Publicado en el suplemento "D-Oviedo" del diario "El Comercio" el domingo 16 de abril de 2017