Crónicas de Vestuario. -
“155 razones”
Se trataba de uno de esos
encuentros que reúnen todos los alicientes para el aficionado:
rivalidad, lucha por los puestos más altos de la tabla, la
oportunidad de mostrar poderío ante uno de los conjuntos mejor
clasificados de la categoría, de afirmarse en las propias
convicciones, de que el objetivo del ascenso no es una quimera tras
haber transitado los dos primeros tercios de la competición. Pero
había un motivo más: honrar con un triunfo a los 155 aficionados
oviedistas que no pudieron celebrar el ascenso en el estadio Ramón
de Carranza a causa de una decisión arbitraria de aún no se sabe
quién (o eso pretenden hacernos creer algunos).
El once de Hierro salió
con las habituales precauciones de siempre que se tradujeron en un
repertorio de lo peor que puede ofrecer el conjunto azul: acciones
deslavazadas, poca cohesión entre líneas, nula fluidez y mínima
profundidad. Con todo esto, en la primera jugada del cuadro carbayón
que pudiéramos considerar como tal, una penetración por la
izquierda con magistral centro de Saúl Berjón que Susaeta llevó de
cabeza al gol se pudo decidir todo. Era el minuto 18 y aún nos
preguntamos qué vio el colegiado Isidro Díaz de Mera para anularlo.
El trencilla comenzó su particular recital de pito, todo un
concierto de despropósitos como hacía bastante tiempo que no
veíamos en un partido en el Tartiere. Todo un émulo de Zarrabeitia
Arrieta, aunque sin llegar a semejante caos y ridiculez. Cuatro
minutos después, le tocó a los andaluces aprovechar la suya, en un
monumental barullo dentro del área pequeña de rechaces y
despropósitos que llevó Salvi Sánchez a las mallas. Presos del
entusiasmo, los jugadores cadistas comenzarían su particular sesión
de teatro con Abdullah como protagonista principal de varias caídas
al césped inexplicables. Despertó el cuadro azul, con fuerza y
convicción y llegó el premio de la mano de Linares. Tablas al
descanso y la pregunta en el aire: ¿serían capaces de remontar por
primera vez en la temporada los oviedistas?
Salimos pronto de dudas,
pues los de Hierro salieron muy enchufados, presionando muy arriba y
con más cohesión entre líneas hasta que Christian Fernández marcó
el de la remontada. A partir de ahí, los andaluces se quedaron sin
reacción, mientras que los carbayones, sin grandes alardes, se
dejaron ir hasta el pitido final.
Victoria de mucho mérito
que debe dar más empaque a los azules, que, sin patrón de juego ni
elaboración, son capaces de encontrar fantasía en los metros
finales. Si se acompaña de seguridad defensiva -hoy su portero Juan
Carlos careció de confianza, nervioso, alocado e impreciso- puede
servir para que el soñado objetivo se haga realidad. Eso, y una
grada que alienta y empuja. Esperemos que esta cuesta de marzo -con
dos choques consecutivos fuera del calor casero- consolide opciones y
alimente el sueño de esos 155 y de muchos más.
MANOLO D. ABAD
Reportaje fotográfico: J.L.G.FIERROS
Publicado en el diario "El Comercio" el domingo 5 de marzo de 2017