Vetusta Blues. –
“Promesas
rotas”
Hace unos meses, en
concreto en noviembre de 2013, se celebraban en Oviedo las Jornadas anuales de
Fotoperiodismo y, dentro de ellas, se desarrollaba un singular, inédito
encuentro creativo entre escritores y fotógrafos bautizado con el nombre de
Objetivo Doble Dos. Esta peculiar iniciativa se vio reflejada en la ovetense
plaza de Porlier a través de unos paneles donde se podían contemplar juntos
fotografía y texto de este peculiar intercambio creativo. Partiendo de una
foto, los escritores plasmaban en un poema o un relato corto todo lo que
sugería la imagen y, como mensaje de vuelta, eran los literatos quienes
proporcionaban a los fotógrafos un texto –poesía o narración breve- con el que les obligaban a buscar una imagen
que condensara sus palabras.
La acogida, tanto de la
exposición callejera como de la propia creación fotográfica y literaria, fue
excelente y el alcalde de la ciudad prometió plantearse la edición un libro que
reuniese todo lo expuesto y algunos textos y fotos más que no habían llegado a
tiempo. Pero el tiempo pasa y las palabras se las lleva el viento y, unos meses
después, transcurridos los fastos, olvidada la acogida y congelados los
elogios, nada. Hace unas semanas, mi buen amigo el fotógrafo Pablo Lorenzana
–uno de los impulsores de tan grata iniciativa- me comentaba que todo lo
proyectado y prometido se iba al garete. Habría que buscar otra salida para dar
luz a un proyecto inédito y muy interesante. Una promesa más olvidada en esta
ciudad donde los titulares se llenan de intenciones y la realidad los devuelve
en partos frustrados.
De poco sirve mostrar
interés si luego se es incapaz de cumplir. Todos recuerdan aquel “puedo
prometer y prometo” de Adolfo Suárez sin estimar que sus promesas solían
cumplirse, no quedar en unas declaraciones ampulosas tras un micrófono. Un
político incapaz de cumplir sus promesas, de hacer realidad sus intenciones, se
queda reducido a una expresión mínima. Siempre me gustó aquella fábula de Pedro
y el lobo, en la que el joven pastor avisaba del ataque de un lobo falso, sólo
para reírse de sus vecinos, hasta que llegaba, un día, la incursión real y,
para entonces, nadie le hacía caso. ¿Qué se puede pensar de quien promete y no
cumple? ¿Qué podemos pensar quienes recibimos los parabienes del alcalde y nos
encontramos con que una iniciativa brillante se queda en una vacua promesa
rota?
MANOLO D. ABAD
Publicado en la edición papel del diario "El Comercio" el sábado 24 de mayo de 2014