“Carácter”
Finiquitada ya de mala manera esta temporada, casi
como ha sido todo el desarrollo de la misma, sólo queda mirar hacia adelante.
Seguir buscando, ya con desesperada impaciencia, la luz al final de este túnel
que no parece tener fin. Y, en un día de tristezas y añoranzas –siempre una y
otra parecen acompasarse para cauterizar las heridas- el recuerdo de otras
épocas se aparece para guiarnos como un extraño faro para que en el futuro se
haga la luz. Para empezar, algunos deberían oírse el himno del Real Oviedo. Ahí
se encuentra toda una frase para la identidad: “Orgullo, valor y garra”. Esos
son los emblemas del Real Oviedo, apréndanselos quienes aún no se hayan dado
cuenta de dónde están, a qué equipo pertenecen. En este “fútbol moderno” de
dueños y consejos de administración, de identidades perdidas y de
profesionalismo a ultranza, la diferencia la marcan aquellos que cuentan con
una poderosa e infatigable fuerza social. Aprovéchenla como es debido, no la
malgasten, no la tiren por la borda como en esta triste campaña.
Para empezar a construir este edificio quizás
deberíamos tener en cuenta la historia presente. No, no voy a hacer como esos
abuelos cebolleta, los “nombres” de la ciudad, que dicen no querer el fútbol y
que recitan jugadores de oro como Lángara, Emilín o Antón con convencional voz.
No. Esos están mejor en la ópera, presumiendo no se sabe de qué. A quienes
vivimos el ascenso en 1988, los que vimos sobre un terreno de juego a gentes
como Gorriarán, Sañudo, Hicks, Carlos o Julià subir a Primera sabemos que, por
encima de cualquier otra circunstancia, hay que tener un carácter. Individual y
de grupo. Fuerza, personalidad. Orgullo, valor, garra. No, este no es un club
cualquiera. Uno de esos ascendidos en virtud de brillantes gestiones
empresariales y sin masa social. El Real Oviedo posee historia y afición. Y
esos son aspectos que deberían recordárseles a quienes quisieran venir aquí.
Leía hace una semana el blog de Miguel L.Serrano en el que narraba cómo uno de
los futbolistas del cuadro azul le comentaba la posibilidad de hacer una campaña
buena con el Real Oviedo y buscarse un buen contrato en Segunda la temporada
siguiente. Pues no, amiguín, esto es justo lo que no queremos padecer en el
futuro. Quien venga, que lo haga para dejarse la piel y ascender con el cuadro
azul. Para hacer historia en un club histórico. Los encargados de negociar los
contratos, que lo tengan en cuenta. El Real Oviedo no es un tránsito a una
nueva etapa personal brillante, una de tantas estaciones de paso. El Real
Oviedo es un histórico del fútbol español, con una particular idiosincrasia en
la que se incluye una afición como pocas hay en España. Apréndanselo,
digánselo. Y si el jugador en cuestión prefiere un lugar más cómodo, que no
venga. No nos hablen de ansiedades ni de pijadas. Traigan a Sañudos, a Gorriaranes,
a Hickses, a Carlos,… Gente que, con sólo pronunciar su nombre, se llame a
rebato: “Tuto, Tuto, Gorri, Gorri, Chapacú, Chapacú, Carlosgol, Carlosgol”.
Orgullo, valor y garra.
MANOLO D.ABAD
Publicado en la edición papel del diario "El Comercio" el 5 de mayo de 2014.