">
La Historia sigue adelante
pese a que alguien trata de cambiar el pasado
para crear un nuevo presente
sin pensar en el futuro.
Un papel de fumar entre mis manos
lucha por enrollarse sobre sí mismo,
la gente pugna en la calle
por algo que jamás conseguirá
mientras otros gritan desde las alturas
fingiendo luchar por algo
que no tiene oposición válida posible.
La cultura del poder convierte a los gobernados
en esclavos de su propia locura.
Alguien salió a pescar al mar abierto
pero el gran océano no quería que nadie comiera de sus frutos
así que llamó a su aliado el viento
y organizó las maniobras
para que rayos y agua cayeran sobre el pescador
y pudiera ser engullido por ese dragón que era el mar
razón tenía Nietzsche al darle el nombre de Deber.
Pero el espíritu al fin podrá ser libre
si es que siquiera puede ser.
Tomando una caña en la barra de un bar
el filósofo piensa si es realmente necesaria su presencia
en la clandestinidad de unas ideas no proclamables.
Piensa que es incluso inútil y ésa es
una buena razón para proclamarlas.
Y grita y se deja oír y es oído.
E incluso unos pocos le escuchan.
Y le siguen y caminan con él y derivan
y se extienden y creen.
Y actúan y triunfan y consiguen que el filósofo
se encierre en un oscuro bar
a beber una cerveza en copón de oro.
Pero vuelve a pensar y entre sus manos se deshace el copón
y se inclina sobre la barra, y llora, y llora...
Luego se levanta, grita y convierte
las mismas ideas en nuevos discursos,
iguales a aquellos que una vez lanzara
a quien quisiera escucharlos.
Aunque un momento no se pueda describir con movimientos,
aunque un ciego nunca pueda conocer el color ni aun con ayuda
nada hay realmente imposible
para la gran mandíbula de acero.
Podrá decir con los gestos a un sordo
lo que significa un instante,
podrá contar a quien no pueda verlo
cómo es el arco iris.
Y si no lo consigue lo dará por hecho
y el sordo y el ciego deberán asentir
a lo que el dragón brillante diga.
Pero alguien intentará pensar entonces en el futuro
y quizás pueda acabar con el dragón
porque la Historia no puede detenerse
debe seguir su camino
con o sin compañeros de viaje.