“El Gran Juego”
-Como ya os he dicho, algunos siempre viven entre libros –sentenció Tilda encaramándose de un salto en la silla del escritorio y poniéndose sus enormes gafas para examinar las palabras con lupa.
Mi tío se excusó alegando que tenía que hacer unas cosas y le prometió a mi madre que volvería pronto a por ella e irían juntos a la librería.
-Ahora debes tener paciencia con Cosme, nena –le dijo Tilda sin apartar la vista de sus papeles una vez que éste se hubo marchado- . Se necesita tener paciencia con los que están enamorados.
Mi madre, que estaba junto a la estufa de hierro jugando a quemarse las yemas de los dedos, se volvió ante este comentario de la escritora.
-El amor. Querer tocarse sin tocarse, únicamente esperando que el otro quiera hacerlo. Ese desbordarse del cuerpo, saber que estás caminando allá lejos sin moverte del sitio, que tus ojos ven lo que tú no ves porque realmente ya eres otro. La vida desdoblada y temblar sin frío. Un silencio repleto de voces entre dos personas. La vida que se te va en algo tan nimio como el tacto de un alfiler. El deseo de todo lo inaccesible. Esa soledad rota.
Tilda acabó su definición y acarició con sus uñas puntiagudas las lentejuelas de su vestido. Una por una.
Leticia Sánchez Ruiz. “El Gran Juego”. Ed. Algaida, 2011.