Así comienza "El compañero del amanecer", quinto de los siete relatos que forman parte de "Amanece en Oviedo" y que firma Lauren García.
"En muchas ocasiones me intrigó el discernir de qué color es la luz, como buen amante de ocasos en momentos donde la placidez simula ser eterna. Por ello el amanecer siempre fue para mí muerte y resurrección.
La noche instauró la duda del saber si el mañana vendrá, ebriedad descorchada a modo de espera.
Ese proceso que culmina con la salida del sol es hacer el amor con todo el beneplácito del cielo. El momento elegido en que los gorriones cuidan a sus crías, la última señal de las farolas moribundas que otorgan el pasaporte para la fuga, la maleta que nerviosa pone sus ojos en el reloj de la Estación del Norte, la satisfacción de los que sólo requerimos un camino libre, pensé al observar la Ronda Sur regresando a Oviedo en autobús, mientras la oscuridad dejaba de ser arrebatadora."