Vinilo Azul. -
“De tributos y
homenajes”
A principios de los años
90 vivimos en el mundo discográfico una verdadera avalancha de
álbumes pensados para rendir tributo a un sinfín de grupos de todo
tipo y condición. Como suele ocurrir la saturación alcanzó tal
nivel que, muchos buenos discos-homenaje, acabaron en los cajones de
los saldos, cuando no directamente repudiados por público y hasta
los propios artistas. Asturias participó activamente de esta fiebre
y, así, tuvimos un disco-homenaje a los Stukas, otro dedicado nada
menos que a Tom Petty e, incluso, a la propia llingua asturiana.
Destacaron, además, los dos tributos propiciados por el Festival de
Cine de Gijón: “”Gijon goes to the movies- The dirty dozen”
(Waco, 1995) y “Canciones del cine español (1896-1996)” (Astro,
1996), que contaron con cuidadas presentaciones en concierto durante
el propio certamen, además de una gran relevancia a nivel nacional.
Los tiempos han cambiado
y ahora los homenajes se desarrollan de otra forma: exposiciones,
documentales, conciertos. También han surgido como setas las
temibles bandas-tributo, que han terminado por ocupar el espacio de
muchos creadores que han encontrado una nueva forma de competencia.
Hemos vivido en la fiestas de San Mateo un homenaje a Tino Casal
ciertamente pintoresco propiciado por la SOF, un verdadero desastre
que da cuenta preclara de la capacidad no ya organizativa sino
planificadora de la caduca entidad ovetense. Los artistas no eran,
precisamente, los más adecuados para rendir tributo al gran artista,
rompedor artista, de Tudela Veguín. Con muchísimo menor
presupuesto, pero mucha más ganas y tino, por no decir idea de lo
que se llevan entre manos, la gente de la Lata de Zinc propició tras
la presentación del libro “Oro negro: 25 años sin Casal”, el
concierto de la banda-tributo Billy Boy y Los Ácratas, con viejos
conocidos de la escena asturiana como Juan Barreiro o Javi Ramos y
otros destacados músicos como Lorena de la Fuente o Israel Sánchez,
además del show de Chomin como vocalista. Esto sí tenía su sentido
y el local se abarrotó de gente dispuesta a un homenaje mucho más
coherente. Escribí en otro artículo, hace unas fechas, que no
faltaban artistas rompedores en Asturias como Fasenuova, Rodrigo
Cuevas o, incluso, si me apuran hasta el gran Pablo Und Destruktion,
que hubieran podido actuar en consonancia con lo que Casal
representó. Por supuesto, sin olvidar al gran Luis Alonso, líder de
Salón Dadá (grupo al que apoyó Casal con toda su alma y buena fe),
que ha publicado hace unos meses su primer álbum y se encuentra
preparando el siguiente como Luis Dadá. Lamentablemente, nada de
esto -que, seguramente, hubiera sido más económico, no lo duden-
ocurrió. De traerse a gente más cercana al espíritu de Casal como
Ana Curra ya nos olvidamos. Quizás nos preguntarían “¿Ana,
qué?”, visto el nivel que los adorna...
Da pena comprobar cómo
no se está a la altura de lo que un homenaje requiere. A saber:
cariño, ilusión, conocimiento, divulgación, cierto carácter
reivindicativo hacia el homenajeado y, si, claro, un exhaustivo
trabajo. Malos son los atajos, malas son las cutrerías y, como bien
dice el refrán: “para este viaje no se necesitaban estas
alforjas”. Más dinero público mal empleado y con destino fallido
para anotar en cuenta.
Publicado en el suplemento "DOviedo" del diario "El Comercio" el domingo 2 de octubre de 2016.