Crónicas de Vestuario. –
“Otro líder caído más”
Por mucho que nadie quisiera
hacer mención del tema, la visita del UCAM Murcia era toda una reválida para la
entidad azul. De un lado, superar la tercera eliminatoria tenía un jugoso
premio económico para liberar un tanto las arcas del club: jugar la siguiente
fase, los dieciseisavos de final de la Copa del Rey contra un equipo europeo.
Si la lotería quiere, Barça o Real Madrid serían el premio gordo. Por otra
parte, la deportiva, la de una nueva prueba ante un rival con el que, dentro de
unos meses, el conjunto azul podría cruzarse en una hipotética eliminatoria.
Los murcianos de la universidad católica lideran con firmeza el grupo IV de la
Segunda B y este encuentro podría ser un ensayo válido, real, de lo que el
equipo ovetense se encontraría en la primavera de 2015 en el caso de que se
cumpliesen esas expectativas que tanto se anhelan en todos los estamentos de la
formación azul. El choque no decepcionó a ninguno de los 10.188 espectadores
que se dieron cita en la desapacible velada copera.
El tercer líder caído en el Nuevo
Tartiere, el UCAM Murcia, es un conjunto serio, duro, que justificó en el campo
sus buenos números en esta temporada. Los once jugadores se emplean con
abnegada voluntad y férrea disciplina táctica a la aniquilación del juego
creativo del rival, a base de constantes ayudas entre los centrocampistas donde
destacó el trabajo destajista de Checa. Quizás les falte algo de pimienta en la
labor ofensiva de creación y búsqueda del gol, donde lo fían casi todo a una
excelente labor en todo balón parado que se les ponga por delante. Sabedores
del peligro que el Real Oviedo es capaz de crear tanto en las bandas como en la
media punta, los murcianos se aplicaron en acabar con cualquier iniciativa local,
tratando de anular cualquier tentativa de creación y de cortar cualquier alarde
de ritmo veloz. Su efectividad fue disminuyendo conforme avanzaba el partido,
consiguiendo una primera parte sin apenas ocasiones, en un toma y daca pleno de
tensión ante lo que se estaban jugando, que –como decíamos al principio- iba
más allá de la mera eliminatoria copera y sus jugosos premios.
El segundo acto presentó a un
UCAM con mayor ambición ofensiva, lo que aprovechó también el conjunto de Egea
para crear más peligro ante la meta del pasivo Escalona, que con su pausa a la
hora de sacar trataba de desesperar a los locales, aunque lo que consiguiese
fuera una tarjeta amarilla ante tanta pérdida de tiempo. El partido pareció
abrirse hasta que en los compases finales, el cuadro azul volcó su energía y su
fe (empujado por esa increíble afición) en pos de un gol que tenía toda la
pinta de ser decisivo. Eso llegaría en la prórroga con una falta botada por un
algo apagado Susaeta que conectó con un -sensacional en todo el partido-
Linares que obtuvo el premio a esa inquebrantable fe que ya le está
convirtiendo en ídolo de la grada. Luego, nuevo premio a la voluntad del incansable
“9” azul con otra intercepción más en línea defensiva y penalti clamoroso que
decantaría –con las expulsiones- la eliminatoria. La parada de Escalona en la
pena máxima hizo resoplar a los asistentes ante lo que hubiera sido una tanda
de penales.
Prueba superada con efectividad y
mucha madurez para no comenzar ese turbio juego de complejines y negros nubarrones
de cara a un futuro al que se debe mirar con humildad, sí, pero con la cabeza
alta porque hay materia prima para poder cumplir los desafíos.
MANOLO D. ABAD
Reportaje fotográfico: JOSÉ LUIS GONZÁLEZ FIERROS
Publicado en la edición papel del diario "El Comercio" el viernes 17 de octubre de 2014