Crónicas de Vestuario. –
“Enrojecidos”
La resistencia al cambio de Don
Vicente del Bosque ha traído como consecuencia uno de los mayores desastres de
la historia del fútbol español. Esa resistencia al cambio, a no efectuar
grandes transformaciones es la que, finalmente, ha acabado por condenar a La
Roja (¿volverán ahora con aquello de La Furia?) a un siniestro total. Conviene,
en un mundo tan dado al resultadismo,
recordar cómo en la fase de clasificación para la Eurocopa 2008, la España de
Luis Aragonés se encontró con dos derrotas inesperadas: en Belfast, ante
Irlanda del Norte (3-2) y en Estocolmo, ante Suecia (2-0). El “Sabio de
Hortaleza” aplicó la cirugía a la que nos referíamos en estas mismas páginas
hace una semana y que Don Vicente no ha sido capaz de afrontar en este Mundial,
cerró para siempre las puertas de la selección a Raúl y comenzó una renovación
exhaustiva que condujo a un ciclo victorioso que se terminó perdiendo por
primera vez ante Chile en el magno escenario de Maracaná. Al tercer encuentro,
con la cirugía aplicada por Luis, se venció a Dinamarca en su propio campo por
1-3 con una demostración de altura en una primera parte para enmarcar.
Don Vicente del Bosque es un
hombre tranquilo que nos ha llevado a grandes éxitos y al que debemos estar muy
agradecidos todos los aficionados españoles al fútbol. Sin crispaciones, con un
sosiego tan castellano como una tarde de estío en un pueblo de la Meseta, ha
sabido transmitir la filosofía que inculcó Aragonés. Sin embargo, le ha faltado
la capacidad para conseguir una renovación -a la vista de la paupérrima imagen
mostrada en este Mundial- que se podía haber llevado a cabo, vistos los muchos
mimbres que se han quedado en casa. Valores no faltan y ese puede ser nuestro
salvavidas de cara a los años que se avecinan, al reto de volver a hacer
historia en la Eurocopa 2016.
Por lo demás, el triste partido
de Maracaná transmitió miedo y nervios. Más “Miedo” que en aquella vieja gran
canción de Los Enemigos. Y, por regalarnos un poco de música en este día
triste, acabó con otro magnífico clásico del grupo liderado por el Josele
Santiago: “Na de na”.
Hicimos buena a la voluntariosa Chile, nada del otro
jueves, aprovechándose de la debilidad, la incertidumbre e incluso la
indolencia del combinado español. Después de una catástrofe como la de Holanda:
dos cambios. ¡Dos cambios solo, por favor! Koke, Cazorla, Mata, Villa,
mordiéndose las uñas en el banquillo mientras contemplaban el enésimo pase
errado de Xabi Alonso (quien, por cierto, en el último tramo liguero se había
marcado varios de éstos suicidios), con un once que seguía repitiendo la
segunda parte ante Holanda. Una de las frases habituales del mundo del fútbol
reza aquello de que “el fútbol es un estado de ánimo” y eso no se lo aplicó Del
Bosque. Con sólo dos cambios en la alineación, una invitación al continuismo, a
la rutina, que sólo podía conducir al abismo, el estado de ánimo era derrota.
Estoy seguro que si su renovación hubiera llegado a cambiar ocho piezas (Iker
Casillas incluido), habría transmitido la idea de una revolución que hubiese
podido lograr mucho más que esta triste y dolorosa despedida. O, al menos, nos
habría quedado la sensación de haber intentado algo diferente. Y quizás haber conseguido
aplazar esta grandiosa decepción.
MANOLO D. ABAD
Publicado en la edición papel del diario "El Comercio" el viernes 20 de julio de 2014