Crónicas de Vestuario. –
“Adiós con el corazón”
Todo este
sufrimiento, todo este dolor, ¿para qué? Visto el partido contra Australia, con
los cambios debidos y necesarios, se vio a una Roja como la que nos hubiese
gustado ver en el decisivo partido contra Chile. No se realizaron esos cambios,
no se dio paso a la frescura de Juanfran, Koke o Cazorla y el resultado es un
fracaso, un doloroso e innecesario fracaso.
Al menos,
tuvimos la posibilidad de despedirnos con dignidad. La de un Villa, máximo
goleador de La Roja, estilete constante y con una actividad que tanto echamos
de menos en un Diego Costa que ha sido el mayor fracaso que se recuerda. Ni se
adaptó al estilo del equipo no ha habido posibilidad de adaptarlo al juego del
seleccionado español. Habrá que estudiar si tiene sitio en un futuro once, porque
visto a un Fernando Torres como hacía años que no veíamos quizás haya que
pensarse muchas cosas.
Se abre ahora
un período de reflexión donde hay que plantearse el recambio y la forma en que
éste se va a producir. Máxime cuando, a diferencia de otros combinados
campeones del mundo en otras épocas, aquí sí hay una generación capaz de
suceder al equipo que más gloria ha traído al fútbol español. Uno se da cuenta
de la envidia que hemos dado en estos seis años maravillosos cuando escucha a
Maradona hablar y tratar de hacer sangre contra La Roja, a tantos y tantos que
para sí quisieran haber podido vivir estos años de éxitos. Pelusa, preocúpese
de su mediocre albiceleste, mírese el partido contra esa gran selección
campeona de todo como Irán, y déjenos en paz. Porque nos levantaremos y este
partido contra Australia debe ser el comienzo.
Creo que Don
Vicente del Bosque puede ser la persona adecuada para afrontar este cambio si
es capaz de asumir un nuevo reto, el de renovar y rearmar el espíritu de una
selección de leyenda. Quizás su propia resistencia al cambio haya sido el
desencadenante de lo ocurrido, pero si él se ve capaz de llevarlo a cabo, no
veo a nadie mejor para construirlo. La cuestión es aplicar una cirugía,
mesurada pero también implacable para que no se diluya el ánimo y para que no
haya travesía en el desierto. La próxima Eurocopa espera y el tiempo no perdona
las dudas.
MANOLO D.
ABAD
Publicado en la edición papel del diario "El Comercio" el martes 24 de julio de 2014,