THE KENDOLLS + BABY SHAKES
Acapulco, Gijón.
Domingo, 22 de noviembre de 2009.
La motivación es, sin duda, uno de los reactivos que hace el rock más grande. En la desangelada noche dominical, tras media hora de espera en el exterior del Casino, los ánimos no estaban precisamente caldeados. Pero, he aquí, que el cuarteto de Gotemburgo The Kendolls pronto se encargó de incendiar la velada. A base de punk-rock, a base de guitarrazos, con una presencia escénica contundente, los jóvenes suecos se hicieron con las riendas de un concierto pleno de contundencia y efectividad. Realmente divertidos -¡hasta cantaron un cómico tema en macarrónico español!- demostraron que las ganas son vitamina para el espíritu, bien acompañada de una energía guitarrera para levantar al más pintado, bajando desde el escenario a mezclarse entre el público, con un derroche de fortaleza granítico e infatigable. Cuarenta minutos para disfrutar.
Las menudas neoyorquinas Baby Shakes son diáfanas en su propuesta. Ataviadas con unos modelitos que parecían salidos del célebre vídeo-clip "Simply irresistible" de Robert Palmer, con sus tatuajes a juego -marcados en sus respectivos brazos izquierdos- hicieron las delicias del personal con su desprejuiciado punk-pop, sin otra pretensión que la de pasar un buen rato. Y aseguro que fue así, mientras se sucedían los ritmos de lo que podríamos llamar, recurriendo a una etiquetación cinematográfica, "punkpopsplotaition", los más avispados ponían los ojos en las carreras de las medias de Claudia, la bajista, o se dejaban llevar por estas divertidas herederas de las Go-Go´s (aunque ellas lleven un batería masculino). En definitiva, noche de diversión, todo un lujo para estos tiempos de crisis.
Publicado en el periódico "La Nueva España" del 24 de noviembre de 2009.
Acapulco, Gijón.
Domingo, 22 de noviembre de 2009.
La motivación es, sin duda, uno de los reactivos que hace el rock más grande. En la desangelada noche dominical, tras media hora de espera en el exterior del Casino, los ánimos no estaban precisamente caldeados. Pero, he aquí, que el cuarteto de Gotemburgo The Kendolls pronto se encargó de incendiar la velada. A base de punk-rock, a base de guitarrazos, con una presencia escénica contundente, los jóvenes suecos se hicieron con las riendas de un concierto pleno de contundencia y efectividad. Realmente divertidos -¡hasta cantaron un cómico tema en macarrónico español!- demostraron que las ganas son vitamina para el espíritu, bien acompañada de una energía guitarrera para levantar al más pintado, bajando desde el escenario a mezclarse entre el público, con un derroche de fortaleza granítico e infatigable. Cuarenta minutos para disfrutar.
Las menudas neoyorquinas Baby Shakes son diáfanas en su propuesta. Ataviadas con unos modelitos que parecían salidos del célebre vídeo-clip "Simply irresistible" de Robert Palmer, con sus tatuajes a juego -marcados en sus respectivos brazos izquierdos- hicieron las delicias del personal con su desprejuiciado punk-pop, sin otra pretensión que la de pasar un buen rato. Y aseguro que fue así, mientras se sucedían los ritmos de lo que podríamos llamar, recurriendo a una etiquetación cinematográfica, "punkpopsplotaition", los más avispados ponían los ojos en las carreras de las medias de Claudia, la bajista, o se dejaban llevar por estas divertidas herederas de las Go-Go´s (aunque ellas lleven un batería masculino). En definitiva, noche de diversión, todo un lujo para estos tiempos de crisis.
Publicado en el periódico "La Nueva España" del 24 de noviembre de 2009.