"Socorrismo"
Antonio Luque.
Alpha Decay. Barcelona, 2009. 101 pags.
Resultaba extraño que Antonio Luque (Sevilla, 1970), líder del grupo indie sevillano Sr. Chinarro, aún no se hubiera estrenado "en las turbulentas aguas literarias", tal y como definen al mundillo literario sus editores. Sr. Chinarro son, sin lugar a ninguna duda, una de las formaciones alternativas donde el peso de las letras es mayor y en las que la peculiar visión y su no menos extravagante personalidad han marcado un territorio fascinante donde sus letras brillaban con luz propia. A diferencia de otros, como Javier Corcobado, el fallecido Sergio Algora (El Niño Gusano) o Nacho Vegas, Luque ha esperado bastante y no se ha sumergido en la disciplina literaria hasta ahora. Su primer paso quedó plasmado en su relato para el notable "Matar en Barcelona" (Alpha Decay, Varios Autores, 2009) donde no desmerecía en absoluto al lado de autores más avezados como Javier Calvo, Raúl Argemí, Sabino Méndez o Manuel Vilas.
Presentado en un coqueto formato de bolsillo –Alpha Mini- que recuerda a ediciones perdidas en el pasado, bien alejadas de la práctica de libros "al peso" con que nos saturan los best-sellers, Luque reúne todo su mundo en los dos relatos incluidos en este trabajo. Prima el costumbrismo en "La Mina", repleto de personajes enraizados en la España profunda de principios del siglo pasado y que desarrollan su vida en torno a la extracción de oro. Los mineros que frecuentan el Bar Petardo, el cacique local y su cohorte, la pujanza de principio de temporada del club del fútbol Atlético Minero, los peligros de la cianuración y dos británicos insertados en un microcosmos donde las situaciones se van enroscando hasta la explosión final, permiten a Luque desarrollar sus virtudes narrativas donde la ironía y el sarcasmo se cuelan en cada poro de la acción. Para su segunda narración, la que da título al libro, el sevillano saca a relucir todo su arsenal sarcástico, de crueles ironías que no dejan títere con cabeza en la historia entre Augusto y Augusta que jamás podríamos llamar de amor ni, mucho menos, de desamor. Historias donde quizás el peso de la densidad de sus pretensiones hacen perder agilidad a la narración para diluir el atractivo que posee su inagotable, brillante ironía.
Publicado en el suplemento "Cultura" del diario "La Nueva España" el jueves 5 de noviembre de 2009 http://www.lne.es/cultura/2009/11/05/cuajando-tortilla-estatal/830182.html