Nunca soporté a Michael Jackson, en especial su música, que aborrezco en grado superlativo.Recuerdo que cuando vino a Oviedo a tocar en el Carlos Tartiere en 1992 se vendieron tan pocas entradas que el Ayuntamiento empezó a regalar indiscriminadamente, con lo que los pocos que iban a comprar, pasaron de adquirirlas en taquilla. A mi también me ofrecieron ir gratis. Pasé.