Aparecía hoy en Bangkok (Tailandia) muerto. Famoso gracias a la serie televisiva "Kung Fu", era hijo de otro renombrado actor estadounidense, el gran John Carradine, y encabezaba una saga de tres hermanos intérpretes, que completan Keith y Robert.
Encasillado por su papel en "Kung Fu", muchos de sus papeles se vincularon a las artes marciales. Su carrera fue una constante montaña rusa con puntos álgidos ("El huevo de la serpiente" de Ingmar Bergman, la estupenda "Forajidos de leyenda" de Walter Hill) y caídas en desgracia (durante buena parte de los ochenta y principios de los 90 su destino fueron series z y todo tipo de subproductos) hasta su reciente éxito con "Kill Bill" a las órdenes de Quentin Tarantino.
El mundo del cine se queda sin uno de sus duros.