lunes, 21 de noviembre de 2022

Diario de un mundial de fútbol en otoño (1)

 

DIARIO DE UN MUNDIAL DE FÚTBOL EN OTOÑO (1)





"DE BOICOTS Y DE PERSONAL LIBERTAD DE ELECCIÓN"

Es la tentación de imponer, algo que se ha incrementado con la proliferación de las redes sociales, lo que ha inspirado el boicot al Mundial de fútbol que se celebra en estas extrañas fechas de otoño y que ha condicionado el desarrollo de todas las temporadas de todas las ligas regulares del mundo. Viene alguien y promueve un boicot, como, por ejemplo, a este Mundial de fútbol, exponiendo unos argumentos pueriles que se caen por su propio peso ante cualquier análisis mínimamente riguroso.

Aviso a navegantes: si alguien cree que profeso la más remota simpatía hacia el régimen que gobierna con mano dura desde una teocracia infame a Catar, se equivoca de lugar. Aún sin saber -no se caracterizan por su transparencia las dictaduras- las cifras de muertos en la construcción de los estadios de este Mundial, sí conocemos que tanto las condiciones de esclavitud de los trabajadores como todo lo demás produce náuseas. De ahí a proponer como solución y/o protesta no ver los partidos discurre ese espacio rayano en la demagogia más infantil. Porque los mismos que se rasgan las vestiduras exigiendo un boicot, ¿son conscientes de que ese país es un productor clave de gas -ahora que comienza el frío- y de derivados del petróleo, eso que permite que funcionen automóviles, aviones y barcos? Son servicios necesarios, exponen. Con lo cual, problema resuelto: como "servicio esencial" se traga uno la indignación. Muy bonito.
Cosa seria es que el régimen catarí haya sido uno de los promotores del terrorismo islamista y muchas otras basuras diversas que tanto daño han hecho a la civilización occidental. Los del boicot ni se acuerdan, seguro. El mundo hoy es así, ya lo cantó John Lee Hooker, a quien hace unos pocos años el genial músico australiano Hugo Race -con la inestimable compañía del genial armonicista italiano Michelangelo Russo- le dedicó todo un álbum de homenaje donde se podía escuchar esta canción.




 
Pero, no, la culpa es del fútbol, siempre del fútbol. Ese, supuestamente, servicio innecesario. Y, ¿quién lo dice? En esta "sociedad solitaria", ¿es tan malo ilusionarse con el fútbol, con un Mundial? ¿No sería un "servicio esencial" para quien encuentre esa ilusión o para alguien que esté bajo los efectos de la depresión? Hay muchos más ejemplos, pero es que a mí me encanta el fútbol. ¿Qué pasa? Y el cine. ¿Qué pasa? Y la literatura. ¿Qué pasa? Y el rock. ¿Qué pasa? Y el baloncesto. ¿Qué pasa? Y el ciclismo. ¿Qué pasa? 
De las condiciones infrahumanas y de esclavismo en las minas de litio en África, nada se dice. De las consiguientes guerras entre tribus de un supuesto país que no es tal, tampoco. De esas mismas guerras, con mutilaciones infantiles y carne de cañón en forma de niños armados en primera fila hasta los dientes, tampoco. También se olvidan de esas mujeres y niñas valerosas que desean aprender en esas latitudes y son secuestradas y violadas por salvajes que las desean ignorantes y esclavas. Podríamos continuar con las injusticias de este mundo y, para los partidarios del boicot al Mundial, encontraríamos un mismo culpable: el fútbol. Porque, cuando hubo los Juegos Olímpicos en Beijing, todo era precioso, ¿no?


¿Mi forma de protesta? Acompañar -mientras veo todos y cada uno de los partidos- de productos prohibidos por el régimen catarí mi dieta: chorizo, lomo, jamón, chuleta de cerdo, cerveza y vino. Ya está. Nadie me va a imponer que ejerza mi libertad, de modo que yo elijo ver los partidos de fútbol, lo que no supone que admita nada de ese régimen teocrático asqueroso.
Nada les diré de la ceremonia de inauguración, tostón insoportable y prescindible en el que aproveché para prepararme el almuerzo mientras sonaba el "Religion" de P.I.L. entre otros muchos grupos.
Y, bueno, vamos al fútbol, aunque poco hay que decir. Ecuador desnudó a Catar con una salida digna de enmarcar. Un primer gol anulado fue el preámbulo de unos veinte minutos arrolladores que cayeron como una tormenta de juego que se plasmó en dos tantos que le dieron a los sudamericanos la suficiente tranquilidad como para no despeinarse en el resto del encuentro ante la inoperante impotencia de los anfitriones, una selección de un nivel ínfimo que deambuló por el terreno de juego al tiempo que sus aficionados abandonaban -ya en el descanso- sus localidades en un episodio pocas veces visto en un Mundial. Comienza, pues, a perderse lastre y ya creemos que un combinado tiene todas las papeletas para hacer las maletas. Lo que nos ahorramos con el hecho de que sean los anfitriones. Y, hoy, lunes, sesión triple que comienza con un "set" (6 a 2) de la tapada Inglaterra frente a Irán. Pero, de ese, y del resto del menú, hablaremos en el segundo capítulo de este diario.

MANOLO D. ABAD