viernes, 5 de noviembre de 2021

Ovidio Parades escribe sobre Manolo D. Abad para el ciclo "Oviedo Escribe"

 


Este es el texto íntegro que el escritor ovetense Ovidio Parades leyó en la presencia del también escritor ovetense Manolo D. Abad en el ciclo "Oviedo Escribe" coordinado por Iván de Santiago el jueves 4 de noviembre de 2021.

"Manolo D. Abad. Decir Manolo D. Abad es decir muchas cosas importantes, tanto en lo literario como en lo personal. Luego, si me permitís, haré un breve apunte personal, pero ahora vamos a empezar por lo literario que es lo que esta tarde nos ocupa. Manolo ha tocado casi todos los géneros, a excepción del teatro, pero tal vez llegue el día para ello también, nunca se sabe, nunca es tarde. La novela, el cuento, el artículo, la crónica musical o futbolística, la poesía... Ha participado en numerosas antologías y ha promovido algunas de ellas, relacionadas con esta ciudad, su ciudad, Oviedo, en las que he tenido el placer de participar con absoluta libertad. No cito esta palabra, libertad, en vano, sino porque creo que es una de las que mejor definen su manera de posicionarse en el mundo en general y en el literario en particular. La libertad para decir lo que mejor le parece en todo momento. Hay gente que está cansada o gente que tiene miedo (posiciones ambas muy respetables, por otro lado), pero Manolo, aunque a veces esté cansado de muchas cosas o precisamente por ello, jamás pierde esa libertad a la hora de expresarse. Ahí está su muro de Facebook para comprobarlo: siempre plagado de recomendaciones interesantes y de una voz, la suya, que se alza cuando el mundo se vuelve medio loco o casi. Y ahí está su último poemario, "Infernales, tóxicos y demás parásitos", lleno de palabras libres a raíz de la rabia que le producen algunas desigualdades o injusticias. 




La poesía ha ocupado en los últimos tiempos su labor creativa. Antes de este último poemario, en plena pandemia, publicó "Frontón de la Esperanza", un hermoso libro sobre ese contraste: la esperanza y la desesperanza, y el complicado equilibrio que las acerca y las separa. Y un año atrás, el primero de esos tres poemarios hasta la fecha, "Ahora que ya somos solo silencio", donde el amor y el desamor eran los argumentos fundamentales de la obra. Y también el silencio, esos silencios que expresan tanto como algunas palabras, y la música, como no podía ser de otro modo. Estoy convencido de que, cuando se calme el dolor por la desaparición de la madre, fallecida a primeros de este año, llegará un gran poemario. Un poemario con esa figura materna, esencial en su vida, esos silencios y esas músicas que, en este caso, aplacarán ese dolor que nunca desaparecerá. Él sabrá escogerlas con su sabiduría y su habitual buen gusto.




Manolo ama la música, la literatura negra y el cine negro, y a las mujeres. Y todo ello, como no podía ser de otro modo, está presente en lo que escribe. Manolo ama a Romy Schneider. Esa Romy madura, alejada de la empalagosa Sissi de la que la actriz se pasó la vida huyendo. Esa Romy tan frágil y bella que, a veces, parece que traspasa la pantalla para recibir un poco del amor de quienes la contemplamos ensimismados. Manolo ama a Romy porque Manolo ama a los personajes un poco perdidos (recordemos su afición, ya mencionada, por el género negro), en busca de redención, huyendo de una caída que no siempre logran evitar. Manolo también conoce el lado menos amable de la vida, y eso, que es fundamental en un escritor, queda plasmado en su obra. Porque ser escritor consiste en observar, en observarlo todo: lo que está a ras del suelo y lo que está debajo y no todo el mundo es capaz de percibir. La superficie y las cloacas. La belleza y su reverso. A vueltas, como antes con la esperanza y la desesperanza, con los contrastes. Esos contrastes que Manolo maneja con pulso firme, a pesar de las dificultades que ello conlleva.


Vamos con el apunte personal. Personal y un poco reivindicativo, que estamos en tiempos en los que se necesita reivindicar unas cuantas cosas. Me encuentro a Manolo algunas mañanas paseando por esta ciudad. Y me alegra el encuentro, naturalmente. Me alegraría aún más si Manolo, tras la charla tuviera que ir a un periódico a llevar su nuevo artículo, aunque ahora no se lleven a mano los artículos a los periódicos. O tuviera que dirigirse a su trabajo en una emisora de radio, lugar desde el que nos brindaría todos sus conocimientos musicales.

Vamos a darle tiempo al tiempo, pero también vamos a recordar, a quien corresponda, que el tiempo vuela.


Sé que a Manolo le hace mucha ilusión este encuentro literario de hoy. Un encuentro literario en su ciudad, en nuestra ciudad, Oviedo. Por eso estoy aquí y procedo a darle la palabra. Antes, si me permitís, os diré que a los escritores nos gusta mucho hablar de lo que escribimos, de cómo lo hacemos, a qué hora. cómo y dónde surge la inspiración, cómo nos enfrentamos al folio en blanco, etcétera. Los encuentros con el público son estimulantes, fundamentales. Y también nos gusta que nos lean. Por eso, en cuanto podáis, os sugeriría que os acercaseis a vuestra librería de referencia y os hicieseis con algunos de los libros de Manolo. Eso le hará tanta ilusión como estar aquí rodeado de afecto y admiración. Muchas gracias.

OVIDIO PARADES
Foto: ÍÑIGO RODRÍGUEZ