viernes, 22 de junio de 2018

Duros de Pelar


Crónicas de Vestuario. –

“Duros de pelar”

Con rivales como Irán siempre hay algo (o todo) que perder. Un seguidor que no sea aficionado al fútbol global podrá pensarse que los iraníes son pan comido, carne de goleada, allá dónde uno se los encuentre. Si revisan las estadísticas, se encontrarían con un bloque compacto que en sus partidos de los dos últimos años sólo encajó dos goles. Frente a un combinado como el español, los de Carlos Queiroz elevaron hasta el paroxismo un concepto que aúna el tradicional catenaccio tratando de perfeccionarlo con todas las triquiñuelas que algunos clásicos del fútbol sudamericano han situado en la dudosa categoría de virtudes: cortes de ritmo constantes, simulaciones de lesión a cada roce, pérdidas de tiempo en todo tipo de lances, búsqueda de tanganas, guerras psicológicas y de nervios de todo tipo… Un concepto realmente vergonzoso que, si se encuentra con un pésimo árbitro como el uruguayo Andrés Ismael Cunha, que lo consintió todo y, probablemente más, al once persa, condiciona un choque donde España se jugaba la vida.

“Duro de Pelar” (1978) es, indiscutiblemente, la peor película protagonizada por Clint Eastwood. El título, delirante versión libre del original “Every which way but loose”, nos viene perfecto para definir lo que La Roja se encontró en Kazán. Como curiosidad, el guión del film fue rechazado hasta en 46 ocasiones antes de ver la luz con Malpaso, la productora de Eastwood, que se lo arrebató al por entonces estelar Burt Reynolds. Del libreto de Queiroz y su Irán ya habíamos tenido noticias en la primera jornada, donde sacaron una victoria de la nada, con un desgraciado lance de los prematuramente eliminados marroquíes. Ni ética ni estética, lo del conjunto iraní es el pragmatismo defensivo llevado al extremo. ¡Ríanse ustedes de Maguregui y de su concepto ultradefensivo al que se acabó denominando por los periodistas deportivos como “amarrategui” y que ha hecho fortuna más allá del ámbito futbolero! De las declaraciones posteriores del portugués donde afirmó que “el VAR les había derrotado”, mejor no hablar. Porque su concepto parte de la triquiñuela, de la ventaja del tramposo, de la miseria y de todo concepto antideportivo para ensuciar el campo de juego como piedra angular. ¿Lo repetirá en la última jornada ante la selección de su país natal?


Ante semejante frontón, el combinado nacional tiró por la calle Esperanza. En Bilbao, donde existe esta calle, en pleno centro de la ciudad, hay un frontón que recibe el nombre de esta vía. España trató de ser fiel a sí misma, a pesar de que la elección de Fernando Hierro escogiendo a un Carvajal muy lejos de sus mejores tiempos, sí podía ser discutible. Lo intentó por la banda en el primer acto aunque terminó enredado en la tela de araña de los de Queiroz, sin resolver o aplicar alternativas claras a la paupérrima propuesta de los iraníes. La salida en el segundo acto mostró que ese camino olvidado del remate y de la velocidad, además de unas combinaciones mejores, era el que podía destruir el escenario donde los persas se habían sentido demasiado cómodos. Un gol de rebote, justo castigo a quien factura un reprobable concepto futbolístico, que podemos aceptar en virtud de la libertad de cualquiera a elegir su destino, pero que es realmente innoble y llena de vergüenza ante el descaro con el que campan a sus anchas ante la incompetencia de las normas para neutralizarla por la vía del reglamento al que deshonró Cunha, permitió establecer la justicia de quien desea vencer y quien sólo pretende destruir y sacar réditos de ello.

El juego castigó al cuadro asiático y honró a los creativos españoles. De acuerdo que hay dudas en defensa o que David Silva y Andrés Iniesta necesitan un pequeño descanso (¿por qué no ante Marruecos? Va a ser que no, que algunos –los que le padecimos al frente del Real Oviedo- ya sabemos de su fobia a los cambios), pero hay que felicitarse de haber picado la piedra del frontón iraní con la paciencia y la inteligencia necesarias. Salimos del Frontón de la Esperanza y seguimos recorriendo su hermosa calle camino de nuevos retos.

MANOLO D. ABAD
Publicado en el diario "El Comercio" el viernes 22 de junio de 2018